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Y le dio Faraón por mujer (a José) a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On" (Génesis 41:45). Asenat fue la madre de Manasés y Efraím (Génesis 46:20)
 
 
"Y le dio Faraón por mujer (a José) a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On" (Génesis 41:45).
Lease: Génesis 41:45-52
Faraón estaba decidido a convertir a José en un egipcio de modo completo; quería que este joven hebreo asimilara el estilo de vida nacional. José le había agradado, era un hombre valioso; Faraón le consideraba un genio, un verdadero hombre de estado. Pero él no tenía idea del Dios de Israel, que era quien había enviado a José para salvar a Egipto. Desde el principio Faraón se opuso a Jehová.
Para transformar a José en una perla de la corona de Egipto, le concede toda clase de honores. Le cambia el nombre, por el de Safnat-paneaj (que significa "declarador de lo oculto"), y le da por mujer a Asenat.
Esto era un honor, pues era la hija de Potifera, sacerdote de On, la ciudad sagrada de los adoradores del sol. La casta de sacerdotes era muy elevada en Egipto, hombres con estudios profundos y que eran el depósito de la sabiduría de Egipto, conocida en la historia de modo tradicional.
José podía interpretar sueños, y podía penetrar los secretos de la naturaleza. Era también un sabio, y es lógico que se le asimilara a la casta sacerdotal. No sabemos si José estaba contento con este arreglo. En todo caso el resultado del mismo fue, sin duda, implicarle en la idolatría egipcia y el pasar a ser un miembro de esta casta le acarreaba el prestigio resultante de esta idolatría.
No tenemos derechos a suponer que José se casara con esta mujer con entusiasmo. Sabemos que José podía resistir la tentación de la carne, como nos lo muestra que la mujer de Potifar, sin duda una mujer de gran experiencia a este respecto, fracasó en sus repetidos intentos de hacerle caer en el lazo de sus encantos.
Como sea, sabemos que Asenat entró en la casa de José como su esposa. Y los mismos nombres de los dos hijos que José tuvo con ella nos dan idea de que empezaba José a cosechar el fruto de su liviandad y poca entereza.
El primero se llamó Manasés, porque dijo José: "Dios me hizo olvidar todo mi trabajo y toda la casa de mi padre." El segundo se llamó Efraim: "Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción." El plan de Faraón de hacer de José un egipcio tenía éxito. Asenat estaba contribuyendo a que José se resignara a la idea que había muerto para la casa de su padre.
Sucedió, como sabemos, que por la providencia de Dios, la casa de su padre volvió a recobrarle, en Egipto. Entonces José mismo se volvió a unir a los suyos hasta el punto que insistió en que sus huesos fueran enterrados con los de sus padres en Canaán.
Si no hubiera habido otras influencias en su matrimonio con Asenat, José habría sido enterrado en Egipto. Pero hay algo de la sangre de Asenat en las venas de Efraim y de Manasés, que los divide del verdadero Israel.
De estos dos hijos apareció con el tiempo el cisma y la separación entre las generaciones ulteriores de Jacob.Efraim se opone a Judá, y Jeroboán, al hijo de Salomón. Esto resulta en el conflicto entre Samaria y Jerusalén.
Es en Samaria que el servicio de Baal predomina; es allí que Jezabel da muerte a los profetas del Señor. Así que José, que se elevó a una posición de autoridad y distinción acaba completamente eliminado. La gloria de la familia de Jacob se acumula sólo sobre Judá.
Si se pregunta por qué la tribu de José fue eliminada tan rápidamente, la Escritura nos da la respuesta:
"José se casó con Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On."
Preguntas sugeridas para estudio y discusión:
1. ¿Bendijo Dios el matrimonio de José y de Asenat de modo permanente? ¿Qué prueba podemos dar?
2. ¿Se volvió José del todo un egipcio?
3. ¿Qué podemos aprender de este casamiento respecto a las relaciones que hemos de tener con el mundo?
4. ¿Cuál es la enseñanza de Dios con respecto a los matrimonios mixtos?
Fuentes:
La Santa Biblia-RVR 1960
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario Biblico Ilustrado de Vila Santamaria. Editorial CLIE

Confiar y Creerle a Dios es fundamental para alcanzar lo Prometido

“Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días”
Números 13: 25
Este día hablando con mi amiga Brendaliz Avilés meditaba en lo siguiente: “Si la bendición de Dios esta a menos de 40 días, ¿Para que permitir que se conviertan en 40 años?” y por eso quiero meditar en lo siguiente:
La mayoría conocemos la historia de Israel luego de salir de la esclavitud de Egipto de cómo Dios los condujo por medio de Moisés a conquistar la Tierra Prometida. Moisés encargo la responsabilidad de ir e inspeccionar la tierra en manos de 12 espías, príncipes escogidos de Israel (Números 13:3) es decir personas capaces de llevar a cabo de una forma satisfactoria la tarea encomendada. Entre ellos Josue y Caleb.
Narra la Biblia que al cabo de 40 días regresaron de reconocer la tierra (Numero 13:25) y el informe no era muy alentador, pues 10 de ellos se dejaron llevar por lo que vieron sus ojos (Números 13:28), pero dos de ellos vieron mas allá de lo que sus ojos humanos veían, ellos observaron con los ojos de la fe (Números 13:30)
Realmente la Tierra Prometida estaba a menos de 40 días, me baso en esto respaldándome en el versículo que leímos al principio, literalmente dice: “Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días”, eso quiere decir que la distancia desde donde se encontraba el Pueblo de Israel hacia la tierra prometida estaba a menos de 40 días. Eso significaba que la promesa de Dios estaba tan cerca, que solo se necesitaba el valor y la fe necesaria para ir y tomarla.
Pero es ahí en donde la bendición esta tan cerca en donde muchas veces tornamos esa distancia y una mas larga. Y es que así somos, vemos las circunstancias no con los ojos de la fe, sino con los ojos humanos que nos llevan a observar los obstáculos para alcanzar la bendición y no lo PODEROSO que es Dios para ENTREGARNOS lo que pisare la planta de nuestros pies.
¿Cuántas veces la bendición de Dios esta a la vuelta de la esquina, pero nuestra desesperación hace que esa esquina se traslade al otro continente?, Si, la verdad es que somos nosotros quienes trazamos nuestro propio mapa para adquirir la bendición, pero que lastimosamente ubicamos la bendición en una distancia demasiada larga en comparación con el mapa trazado por Dios.
La voluntad de Dios no es que pases 40 años en el desierto antes de alcanzar tu Promesa, al contrario su voluntad es que la adquieras en el tiempo que el estimo conveniente y para el cual fuiste llamado, el ÚNICO REQUISITO es LA FE.
La Palabra de Dios dice lo siguiente en Números 14:33, 34: “Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo”.
Imagínate, su falta de FE y su falta de valentía para creerle a Dios convirtió los 40 días de expedición en 40 años de desierto.
Amados hermanos, no convirtamos los menos de 40 días en 40 años, ¿Por qué volver a pasar por lo que un día el pueblo de Israel paso?, ¿Acaso esto no nos sirve de alerta a nosotros para darnos cuenta del error? Tu promesa esta a menos de 40 días, ¿Desistirás en la FE?, ¿Colgaras los guantes de la FE?, ¿Llegara temor a tu vida?, ¿Con que ojos estas observando?
Es hora de entender que el único requisito para obtener tu PROMESA es CREER y CONFIAR.
Y es que cuando tú crees y confías no hay gigantes que puedan detenerte, no hay pueblo mas fuerte que aquel que dobla sus rodias, cree y confía ciegamente en su SALVADOR.
¿Por qué estas dudando?, ¿Acaso quieres convertir los pocos días que te faltan para obtener tu PROMESA en 40 años?, Créeme que no te lo recomiendo.
Amados, si Dios te lo prometió, ¿Por qué dudar?, si El te lo dijo, ¿Por qué temer?, Si Dios esta contigo, ¿Quién contra ti?

NO PERMITAS QUE LOS POCOS DÍAS QUE FALTAN, SE CONVIERTA EN AÑOS, CONFÍA Y CRÉELE AL SEÑOR, PUES NO TE ARREPENTIRAS DE ESOS RESULTADOS.

Las aldeas quedaron abandonadas en Israel... hasta que yo, Débora, me levanté, me levanté como madre de Israel. Jueces 4:4; 5:5. Como jueza de Israel, Debora, administraba justicia y les daba consejos.


“Las aldeas quedaron abandonadas en Israel... hasta que yo, Débora, me levanté, me levanté como madre de Israel.”
Léase: Jueces 4:4; 5:5
Débora es Ia Juana de Arco de la asombrosa historia de Israel. Israel cayó repetidas veces en la idolatría. En estos períodos había perdido todo sentimiento de conciencia nacional y habría renunciado a su prestigio y honor.
Pero tenía también una resistencia y una elasticidad que le permitía recobrarse como ninguna otra nación. Se recobraba totalmente de lo que parecía una desintegración espiritual y política.
Esta capacidad de renacer de sus cenizas era un don de Dios. Que Dios tenía destinado que Israel tenía que restaurarse, se hace evidente de modo perfecto cuando consideramos la historia de Débora y los días en que vivió.
Casi todos los llanos de Palestina habían ya sucumbido a la fuerza de los cananeos. Jabín, el rey de éstos, residía en Hazor y dominaba a Israel por medio de sus fuerzas armadas. Tenía un potente ejercito, especialmente temido por sus novecientos carros herrados. En contra de ellos los esfuerzos de la infantería eran inútiles. En consecuencia la gente de Israel que poblaba la tierra baja tenía que pagar tributo a Jabín.
Vivían en condiciones de servidumbre. Sólo la gente de las regiones montañosas habían conservado su libertad, simplemente porque los carros de guerra de Jabín no se adaptaban al terreno montañoso. Los que vivían en las regiones de montañas como Efraín, poseían todavía una cierta organización, y habían resistido heroicamente.
La esposa de Lapidot, que vivía debajo de una palmera, entre Rama y Betel, en tierra de Efraín, los había inspirado a esta resistencia. Su nombre era Débora, y la llamaban «la madre de Israel». Era astuta, denodada y tenía el don de la profecía y del canto. Les recordaba a sus compatriotas en las montañas la historia de la liberación de Egipto, el paso por el Sinaí, y les profetizaba días mejores en el futuro.
Como juez, administraba justicia y les daba consejos. Su reputación era sólida y les inspiraba confianza. Con la ayuda de Barac organizó un ejercito pequeño permanente entre el pueblo.
Entrenó e inspiró al jefe de este ejercito, Barac, y le dio instrucciones en la forma en que debía presentar batalla a Sisara, el general del ejercito de Jabín. Su capacidad militar era evidente, y lo prueba que Barac requiriera de Débora que ella le acompañara a la batalla.
Se alistaron diez mil hombres de Neftalí y Zabulón, y los estacionó en el monte de Tabor. Débora dirigió destacamentos que se apoderaran de los pasos en las montañas. Conocía a Jabín y su altivez, y sabía que entraría en el valle del Kisón, terreno sumamente peligroso entonces para los carros herrados, por ser la estación de las lluvias.
Todo sucedió como ella había previsto. Barac estaba esperando en la ladera del Tabor. Los otros bloqueaban los pasos hacia la región del norte. Barac descendió del monte con sus hombres. Sisara se hallaba en el valle de Kisón. Dios envió una tormenta de truenos y relámpagos que desbarató completamente las filas de Jabín.
Las huestes de Barac se lanzaron contra el ejercito en desorden de Jabín y los carros acabaron arrastrados o atascados en el turbulento Kisón. La derrota de Sisara fue completa. El mismo pereció en su huída en manos de una mujer, mientras descansaba agotado en una tienda.
Dios llevó a cabo una gran victoria a través de una mujer. Barac contribuyó a la misma, pero las alabanzas no recayeron sobre el. Débora era poderosa porque la movía el Espíritu del Señor. De El recibía su inspiración y el fuego de su corazón. Su heroísmo se contagió a todos aquel día.
Aún hoy Dios elige a alguna mujer e implanta en ella del temor de su nombre. La nombra «madre de Israel». De ella irradia inspiración y despierta a los que duermen, para que la luz de Cristo los ilumine.
Preguntas sugeridas para estudio y discusión:
1. ¿Podemos suponer, por el hecho que no se menciona el pecado en esta narración, que Débora no los tenía?
2. ¿Qué rasgo admiramos más en Débora?
3. ¿Usaría hoy Dios a Débora como juez de Israel, con lo cual se implica Ia cuestión de si una mujer debería predicar
Fuentes:
La Santa Biblia-RVR 1960
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario Biblico Ilustrado de Vila Santamaria. Editorial CLIE

Ana, esposa de Simeón No sólo confesó a Cristo, sino que comenzó también a expresar su reconocimiento a Dios y a hablar de él a todos los que aguardaban la redención en Jerusalén


Ana, la profetisa
“En ese momento se presentó ella, y comenzó también a expresar su reconocimiento a Dios y a hablar de él a todos los que aguardaban la redención en Jerusalén” (Lucas 2:38).
Léase Lucas 2:36-38
Toda la gloria del nacimiento de Jesús se concentró sobre el antiguo reino de Judá. Tanto José como María descendían de la tribu de Judá. Elisabet vivía en Judá y allí nació Juan. Belén pertenece a Judá.
Sin embargo, Jesús vino para todo Israel, y más que para Israel, para ser luz a los gentiles. Los magos vinieron como representantes de los países paganos, para rendir tributo al nuevo Rey. Y Ana, la profetisa del Templo, vino a confesar la esperanza de sus padres por parte de Israel, que se hallaba fuera de los dominios propios de Judá.
No descendía de la tribu de Judá. Era hija de Fanuel, de la tribu de Aser. La tribu de Aser estaba situada en las tribus dispersas. Por eso su cargo en el Templo tenía significancia especial. Bajo Joroboam, las Diez Tribus se habían emancipado de la casa de David, y durante los siglos, habían seguido rechazando el Mesías de Israel y el Dios del Pacto.
Ahora vemos que Ana aparece en el Templo, junto a la figura de Simeón, para saludar al Rey de la Casa de David. Parece como si Ana viniera a llamarle a que fuera al Lago de Genezaret y a la despreciada Galilea, a fin de que pudiera recoger un pueblo rebelde a su Reino.
Simeón y Ana eran los dos ancianos. Ana tenía ochenta y cuatro años. No representaba pues, ni tampoco Simeón, a la nueva generación. No pertenecían al círculo del cual el Señor escogió sus discípulos, ni al grupo del que escogió a María y Marta.
Al contrario, pertenecían a Israel que moría. Ana extendió la palma de honor a Cristo, no como representante del pasado, sino del futuro. Parece como si viniera a ofrecerle la acción de gracias de cuarenta generaciones a los pies de Jesús, antes de morir.
Ana trajo esta ofrenda como mujer, después que Simeón lo había hecho como hombre. Así, observamos que los dos sexos, juntos e individualmente, son llamados a glorificar al Dios de Israel. Junto a Abraham hallamos a Sara, junto a Barac a Débora, junto a Moisés a Sípora. Y a Ana, de Aser, junto a Simeón. No era su mujer, sin embargo.
Su relación era intensamente espiritual, que trasciende toda diferencia de sexos. Se había casado, ya hacía sesenta años, y vivió siete años con su marido. No se nos dice qué fue de él, y ella no se había casado otra vez.
Se hallaba recluida en el Templo, guardando y sirviendo en él de día y de noche, con ayunos y oraciones. Su vida debió ser de genuina piedad, y tenía que haber oído de Simeón que el Cristo había de venir antes de su muerte.
Además de lo dicho, era profetisa, y queda incluida en la larga serie de los que habían sido heraldos del Profeta y Maestro venidero a lo largo de los siglos. Cristo representaba a una tribu de reyes. Zacarías y Elisabet a una tribu de sacerdotes. Ana representaba a los profetas.
Esta última profetisa viene a confirmar lo que habían anunciado los que la habían precedido, especialmente Isaías y Malaquías. No sólo confesó a Cristo, sino que “comenzó también a expresar su reconocimiento a Dios y a hablar de él a todos los que aguardaban la redención en Jerusalén.»
Su testimonio en el Templo fue la última voz de la profecía que se oyó. La profecía había cumplido su cometido. Juan, el heraldo del Señor, estaba esperando a la puerta.
Preguntas sugeridas para estudio y discusión
1- ¿Cuál es el significado de Ana en la redención que nos trajo Cristo?
2- ¿Por qué era Ana la última profetiza?
3- ¿Cuál es el significado de los antecedentes de Ana para la aceptación de Jesús como el Cristo?
Fuentes:
La Santa Biblia-RVR 1960
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario Biblico Ilustrado de Vila Santamaria. Editorial CLIE

Cinco valores fundamentales en los que Dios espera que coincidamos como pareja. Todo tiene un orden. Todos necesitamos cierta coherencia en nuestra vida, diferenciar las necesidades de los deseos

Cinco valores fundamentales en los que Dios espera que coincidamos como pareja
1- Sinceridad: El valor de la comunicación transparente.
El final del siglo XX y los comienzos del siglo XXI, pueden pasar a la historia como “la era de las comunicaciones”. Entonces, si toda la creación se comunica entre sí, ¿por qué nosotros no nos podemos entender en casa? Si quieres ser una mujer que prospera, necesitas encontrar la forma de comunicarte efectiva y transparentemente con tu esposo. Contarle tus triunfos y compartir tus inquietudes. Celebrar las victorias y llorar juntos las derrotas.
2- Orden: Un virtuoso valor que no puede faltar.
La sociedad tiende a establecer el orden. Por eso existen las leyes. Esto lo he visto y no es una opinión política, es simplemente la observación de un proceso que nos ha tocado vivir en Latinoamérica. Todo tiene un orden. Todos necesitamos cierta coherencia en nuestra vida. Por eso, el ser humano tiene una tendencia natural muy importante, la de buscar el orden, a veces, hasta en medio del desorden.
3- Discernimiento: Un valor para poder diferenciar las necesidades de los deseos.
Debemos satisfacer nuestras necesidades primeramente, y luego satisfacer nuestros deseos, solamente en el caso de que tengamos los recursos económicos disponibles para hacerlo. Por lo tanto, antes de salir de compras, es importante que tengamos en claro lo que es una necesidad y lo que es un deseo.
4- Perseverancia: El valor de ser constante y paciente.
Debes aprender a ser constante en la vida, debes ser perseverante a través de las dificultades. El ejercer la paciencia en forma perseverante, desde el punto de vista económico, requiere salirnos de la actitud y la cultura imperante. Que aprendamos a ser constantes a través del tiempo y que no nos rindamos frente a las circunstancias. Que después de una caída, sepamos sacudirnos el polvo de la ropa y continuemos caminando hacia adelante.
5- Dominio propio: El valor del buen comportamiento.
Este valor es vital para alcanzar la prosperidad integral. El dominio propio es un elemento esencial y una marca clara del carácter maduro de un individuo. Sin él, es imposible hacer un plan financiero y llevarlo a cabo. Dice un antiguo proverbio chino: “Aquel que conoce a otros es sabio, aquel que se conoce a sí mismo es un iluminado”.



La ventaja de tener a un Dios Perfecto es que su misma perfección lo lleva a ser muy pero muy detallista. Esa característica nos debería llevar a sentirnos seguros frente a la necesidad, ya que Dios se anticipa siempre a la necesidad.

Cuando hablo que Dios se anticipa a la necesidad, me refiero al hecho de que Dios tiene todo controlado y antes que aparezca la necesidad, Dios provee una solución.

Por ejemplo, en la carta a los Corintios podemos leer: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” 1 Corintios 10:13 (RV1960).

En referencia a la tentación la Palabra de Dios nos dice que junto con la tentación, Dios proveerá la salida. Eso habla de un Dios detallista que se anticipa a la necesidad de los suyos.

En el principio de la creación, para ser más exactos en el día tercero de la creación antes de crear al hombre Dios creó arboles que daban fruto, la Biblia dice: “Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día tercero.” Génesis 1:11-13 (RV1960).

¿Te das cuenta que antes de crear al hombre, Dios pensó en la forma de alimentarlo creando el fruto?, eso habla de un Dios que se anticipa a las necesidades de sus hijos. El hombre fue creado en el día sexto, sin embargo nuestro Dios detallista pensó en la necesidad de alimento mucho antes creando de esta manera el árbol que da frutos.

Un poco más adelante en la historia, Dios escogió a un hombre llamado Noé para una misión especial: construir un barco gigante (arca) que los guardaría de un diluvio universal. La Biblia dice: “Fue por la fe que Noé construyó un barco grande para salvar a su familia del diluvio en obediencia a Dios, quien le advirtió de cosas que nunca antes habían sucedido. Por su fe, Noé condenó al resto del mundo y recibió la justicia que viene por la fe.” Hebreos 11:7 (Nueva Traducción Viviente).

Dios se anticipo a la necesidad que en su momento Noé con su familia tendrían, Dios pensó en la forma de cómo salvarlos y la obediencia de Noé hizo que la idea de Dios fuera favorable a los suyos.

A través de los tiempos hemos podido ver un sin número de casos en los que Dios siempre se anticipo a la necesidad de los suyos, y es que tenemos a un Dios que cuida de nosotros, la Biblia dice: “Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?” Mateo 6:26 (Nueva Traducción Viviente).

No sé qué necesidad puedas estar pasando hoy en día, lo que sí sé y te puedo decir con completa convicción es que DIOS SIEMPRE SE ANTICIPA A LAS NECESIDADES DE SU PUEBLO.

Quizá te sientas solo en medio de esa crisis que puedas estar viviendo, sin embargo tienes que saber que Dios ya tenía planeado la forma de cómo iba a actuar en tu vida. Estoy seguro que en muchas ocasiones has visto como Dios te ha guardado, te ha cuidado, te ha provisto, te ha sanado, te ha fortalecido y esta vez no será la excepción, porque DIOS SE ANTICIPA A TÚ NECESIDAD.
No pienses que estas solo o sola en esto, Dios está contigo, Él tiene la forma de cómo sacarte de esta y lo hará, lo único que tienes que hacer es confiar, creer, pero sobre todo descansar en sus promesas.

No hay nada que pueda vencerte, porque Dios es tu fortaleza, no hay nada que pueda derrotarte, porque Dios pelea por ti, no hay crisis que pueda dañarte, porque Dios se manifestara a tu vida como ese Dios Proveedor.

Un Dios tan detallista siempre tiene un plan perfecto a seguir en tu vida, Él siempre sabrá cual será tu necesidad antes que se presente y por esa razón tenemos que rendirnos a Él, depender de Él y sobre todo confiar en lo que ha de hacer, porque si de algo debes estar segura o seguro es que DIOS HARÁ ALGO EN ESA SITUACIÓN QUE ESTAS ATRAVESANDO.

 

¡Dios siempre se anticipa a tus necesidades!