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La mayoría de nosotros esperamos milagros de Dios en nuestra vida, nuestra familia o en personas a quienes estimamos. Estoy seguro que una gran parte de los que ahora me leen tienen una petición de esas que creemos casi imposibles y que solo esta en las manos de Dios cumplirla.
Y es que a veces queremos que Dios haga todo el trabajo, sin darnos cuenta que en ocasiones, Dios proveerá los medios para llevar a cabo ese milagro que esperamos, pero dependerá de nosotros el dar los pasos necesarios para que ese milagro se concrete.
Y es que el valor y la fe que mostremos serán de gran ayuda para ver lo que para nosotros era imposible de ver.
Cuando Moisés saco a los israelitas de Egipto, poco después Faraón envió a su ejercito tras ellos para traerlos devuelta como esclavos. Cuando los israelitas vieron que el ejercito egipcio se acercaba, comenzaron a quejarse contra Moisés diciéndole el porque los había traído, que era mejor ser esclavos en Egipto que cadáveres en el desierto.
Sin embargo Dios siempre tiene un plan maravilloso, Él jamás mueve una pieza si no sabe todo lo que puede pasar y como poderlo solucionar.
Dios le dio unas instrucciones a Moisés: “Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha! Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca. Yo endureceré el corazón de los egipcios y se lanzarán contra los israelitas. La grandeza de mi gloria se manifestará por medio del faraón y de su ejército, sus carros de guerra y sus conductores. Cuando mi gloria se exhiba por medio de ellos, ¡todo Egipto verá mi gloria y sabrán que yo soy el Señor!».” Éxodo 14:15-18 (Nueva Traducción Viviente). Me llama la atención que Dios le dice: “¿Por qué clamas a mí?”, y es que ¿A quien más iba a clamar?, luego Dios le dice: “¡Dile al pueblo que se ponga en marcha!”, en pocas palabras: ¡Hagan su parte!, porque Él haría la suya.
Dios cuido a los israelitas todo el tiempo, colocando su nube detrás y no permitiendo que los egipcios se acercaran. Luego cuando estuvieron frente al mar rojo, en donde no había mas camino que transitar, Moisés obedeció las instrucciones que Dios le había dado: “Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca. Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado.”Éxodo 14:21-22 (Nueva Traducción Viviente).
Hasta este momento de la historia, Dios estaba haciendo su parte, era un milagro sorprendente, algo nunca antes visto, algo maravilloso que de tan extraordinario podría hasta dar miedo.
La parte de Dios estaba hecha, el milagro estaba servido, ahora era el turno del pueblo de Israel, ahora les tocaba su parte. Y es que transitar en medio del mar no es fácil, caminar y ver a sus lados dos muros de agua, ¿Qué tal si el viendo dejaba de soplar y los muros de agua volvían a la normalidad?, cada paso de los israelitas en medio de esa tierra seca, era un paso de fe, eran pasos que solo hombres o mujeres que tuvieran la confianza plena en que Dios no los iba a dejar ahogarse o morir podían dar.
Yo me imagino caminando en medio de ese pasillo de tierra seca, pero con dos muros gigantes de agua, sinceramente era para tener mucho miedo, era como para no confiarse, sin embargo es allí en donde debemos poner en practica nuestra parte en el milagro que Dios quiere hacer en nuestra vida.
A veces Dios pone totalmente servido nuestro milagro y lo único que nosotros tenemos que hacer es caminar por fe para que ese milagro se concrete, pero en muchas ocasiones no tenemos ni la intención de caminar en medio de ese milagro, sino que queremos dejarle todo a Dios y luego cuando no vemos nuestro milagro cumplido le terminamos echando la culpa a Él, como que si Él no hubiera hecho su parte.
Hoy quiero invitarte a hacer tu parte en el milagro de Dios, estoy seguro que Dios se querrá manifestar en tu vida, estoy seguro que Él utilizara su creatividad y su poder ilimitado para obrar a tu favor, para ponerte servido tu milagro, pero se necesitara de tu VALOR y de tu FE para que veas cumplido ese milagro, ¿Estas dispuesto?
Es hora de caminar en medio de ese mar, es hora de no permitir que nuestros pensamientos de incredulidad nos eviten caminar por fe en medio de esos dos muros de agua. Dios ya sirvió el milagro, ahora es nuestro turno de caminar con VALOR y FE en medio de esas dos murallas de agua que humanamente dan mucho miedo, pero que si ese viento que las detiene proviene del Señor, entonces: ¡No hay nada que temer!
Camina por fe, créele a Dios, haz tu parte, porque Dios sin lugar a dudas hará la suya. Hoy es un día para que te apropies del milagro que Dios ya comenzó a hacer en tu vida, Dios esta sirviéndote el milagro, ahora tú toma valor y ten mucha fe en Él, y ¡CAMINA!

¡Dios te cuidara siempre que camines en medio del mar!


Definitivamente todas las preocupaciones en nuestra vida vienen a afectar tanto nuestro estado de ánimo así como también muchas veces nuestra fe. Y es que nadie quisiera pasar por episodios difíciles que nos llevan a dudar de un buen desenlace.
A veces los mismos problemas que estamos enfrentando nos llevan a perder el sueño, es decir, la preocupación es tal que nos está afectando físicamente. Conozco personas que derribado de los problemas tienden a enfermarse físicamente y ahora aquello que solo era un problema, se convirtió en dos problemas.

¿Qué es lo que te quita el sueño?, y ¿Por qué te lo quita?

Muchos de nosotros a veces nos vemos afectados por situaciones que solo requieren fe de nuestra parte, y digo esto porque por más que quisiéramos hacer algo humanamente no existe solución alguna, entonces cuando eso pasa lo único que podemos hacer es confiar en Dios, depositar nuestra confianza en el Señor.
El salmista David era alguien que había comprendido que ningún problema iba a afectarlo en extremo, él comprendió que confiando en Dios estaría seguro, por eso lo vemos escribiendo algunos salmos en donde describe su actitud frente a la adversidad. El salmista dijo: “Cuando me acuesto, me duermo enseguida, porque sólo tú, mi Dios, me das tranquilidad.” Salmos 4:8 (Traducción en lenguaje actual).
También escribió: “Yo me acuesto, y me duermo, y vuelvo a despertar, porque tú vigilas mi sueño.” Salmos 3:5 (Traducción en lenguaje actual). ¡Que lindo es poder descansar tranquilamente sabiendo que Dios es quien nos cuida!
Hoy quiero invitarte a dejar de preocuparte al extremo por aquellas cosas de las cuales ya no tienes control, esas cosas que ya solo están en las manos de Dios actuar. Tu tarea no es preocuparte, sino creer, confiar y si es la voluntad de Dios actuar de la manera que esperas, entonces así será, pero si Dios tiene otros planes o formas de actuar debes confiar que su decisión o sus planes son muchos mejores que los tuyos.
Duerme tranquilo, que nada te quite el sueño, pues si tu confianza esta puesta totalmente en Dios debes estar seguro que Él jamás te va a defraudar.

¡Que nada te quite el sueño! 

“Vivirás en paz y protegido por Dios; dormirás confiado y lleno de esperanza, sin miedo a nada ni a nadie, y muchos querrán ser tus amigos.” 

Job 11:18-19 (Traducción en lenguaje actual)
La infantil confianza de ellos en el poder de Jesús para sanar a su amigo paralítico, conmovió el tierno corazón del Señor. Y ¿por qué deberíamos sorprendernos? Después de todo, Él es quien dijo: Dejen que los niños vengan a mí.



Al igual que una tortuga sentada en un poste, quienes creemos en lo que Dios dice —que nos ama, nos perdona y nos hace libres para siempre— no llegamos allí sin ayuda. Una vez, nuestra capacidad de confiar en Dios se vio paralizada como resultado del primer ataque de Satanás al género humano, un sagaz intento de destruir la confianza de Eva en la bondad de Dios. Lamentablemente para ella y para nosotros, su plan funcionó demasiado bien. Desde entonces, hemos sufrido los efectos paralizantes de un concepto inexacto o equivocado en cuanto a Dios.

Por nuestras almas corrompidas, en algún momento vivimos en un estado de confusión, ira, arrogancia, sufrimiento, soledad y temor. Nuestra única esperanza real era que alguien nos trajera a Jesús para que pudiéramos ver claramente al Dios que vino a salvarnos. Solo así podríamos, de una manera adecuada, entender el amor incondicional que hay en el corazón de Dios.

El Evangelio de Marcos cuenta una historia increíble sobre cuatro hombres que llevaron a un amigo paralítico a Jesús (2.1-12). Al igual que un sinnúmero de historias de la Biblia, este relato enseña la realidad de que Dios está más interesado en nosotros, y que es más bondadoso de lo que pudiéramos imaginar. Marcos ofrece muy poca información sobre los cuatro hombres; no da sus nombres, y no hay ningún registro de las palabras que ellos cruzaron entre sí. Ni siquiera sabemos cuál era su relación con el paralítico, o qué fue de ellos después de esto. Tampoco se nos dice qué tan lejos viajaron para realizar tal acto de bondad, o lo que les costó. Sin embargo, es evidente que ninguna distancia fue demasiado lejos, y ningún costo y ninguna complicación demasiado grandes. A pesar de la dificultad a la que tuvieron que hacer frente, este cuarteto estuvo decidido a llevar a su amigo a Jesús.

Al reflexionar sobre esta historia, no puedo dejar de preguntarme cómo debió haber sido estar paralítico. Tener que depender de los demás para todo. No ser capaz de movilizarse sin molestar a los demás.

¿Cómo reaccionó cuando sus amigos agarraron los cuatro extremos de su catre y se dirigieron hacia la puerta con él? ¿Sospecha usted que le contaron sus planes, o simplemente le dijeron que sería una sorpresa? ¿Cree usted que se sintió desalentado cuando, al principio, parecía que se verían obligados a cancelar su misión? ¿Cree usted que les previno cuando comenzaron a planear la estrategia de abrir un hueco en el techo? ¿Se sintió emocionado, asustado o turbado cuando empezaron a bajarlo por el agujero? No podemos saber las respuestas a estas preguntas, pero una cosa es cierta. Cuando Jesús vio a aquel hombre, vio la verdadera parálisis que padecía. Dentro de ese cuerpo marchito estaba un alma lisiada, paralizada por el pecado y la vergüenza.

Pero el paralítico que estaba delante de Él no fue al único que Jesús observó. Vio también los rostros de cuatro hombres mirándole desde el agujero del techo —hombres con fe audaz, sincera, tenaz, y evidentemente indiferente a la opinión de la gente. Vio a cuatro hombres a los que no se les podía denegar su petición, y cuyos ensangrentados nudillos eran evidencias de que no se detendrían ante nada. Cuatro rostros sudorosos en espera de un milagro. Con ojos muy abiertos y llenos de esperanza. Cuatro adultos que parecían niños hambrientos anhelando un bocado de misericordia. Evidentemente, no fue lo que Jesús escuchó lo que cautivó su corazón. Fue lo que vio lo que le conmovió. Los hombres habían perjudicado la propiedad de alguien, interrumpido a Jesús mientras hablaba, e importunado a las personas que lo estaban escuchando. ¡Al igual que unos niños!

La infantil confianza de ellos en el poder de Jesús para sanar a su amigo paralítico, conmovió el tierno corazón del Señor. Y ¿por qué deberíamos sorprendernos? Después de todo, Él es quien dijo: “Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son como estos niños. . . el que no reciba el reino de Dios como un niño nunca entrará en él” (Mr 10.14, 15 NTV).

Me parece que la defensa que hace Jesús de los niños, debe llevarnos a hacernos otra pregunta: ¿Qué hay en los niños para que Él simpatice con ellos, y los valore tanto? Pues la respuesta es humildad. Por lo general, los niños se sienten turbados al ser el centro de atención, ya que todavía no han aprendido a pensar en términos de prestigio o de popularidad. A los niños, igualmente, no les da temor pedir ayuda, pues no conocen el orgullo. No tienen ninguna dificultad para reconocer sus limitaciones o decir lo que hay en sus mentes. Los adultos, en cambio, somos reacios (para no decir incapaces) de pedir ayuda. Vacilamos para confesar una debilidad o reconocer que estamos en problemas. Una llamada de auxilio es como una aceptación de debilidad o, peor aún, de derrota. Pedir ayuda es vergonzoso; es una humillante admisión de necesidad, y experimentar esa clase de vergüenza es lo último que queremos.

Mi padre murió hace pocas semanas, y he estado pensando mucho en las palabras de Jesús, especialmente las que tienen que ver con los niños. Durante sus dos últimos años, papá se volvió más y más como un niño. Al final, no podía hacer nada. Sin embargo, en su debilitado estado, me dio un regalo invalorable. Al dejarme ayudarlo, también me permitió conocerlo de maneras que nunca lo había hecho antes.

En sus últimos meses, papá me retó a vivir en el presente. Él quería que yo estuviera con él, aquí y ahora. No valían las excusas. Le resultaba difícil entender o aceptar que yo tenía otras cosas que hacer o en qué pensar. Sus expresiones de afecto y su disposición a aceptarlo eran tan espontáneas. Se volvió más abierto y más juguetón que nunca. Y cuando falleció, yo sabía bien que papá había entrado al reino de Dios, al igual que un niño.

Uno de los privilegios más grandes y desafío más difícil es traer personas a Cristo. Pero vale la pena hacer ese trabajo. Es de esperar que usted no tenga que perforar los techos para hacerlo, pero es posible que tenga que derribar algunos muros de ignorancia, malentendidos, orgullo, prejuicios y heridas del pasado. Es posible que tenga que ensuciarse, utilizar su cabeza, ajustar sus planes, modificar su presupuesto, tragarse su orgullo y usar creativamente sus dones. Pero, al igual que los cuatro hombres en el Evangelio de Marcos, usted no quedará 

Salmo 130.1-8
El momento oportuno es muy importante en los negocios, la ciencia y los deportes. Es también esencial en la vida del creyente, a fin de ceñirnos a las instrucciones de Dios de acuerdo con su plan y en su tiempo.
En el reino de Dios, esperar significa buscar más dirección del Señor mientras estamos en nuestras circunstancias presentes. Incluye tanto una actitud de expectativa —“Señor, ¿qué quieres que haga?”— como una de buena disposición: “Señor, estoy dispuesto a hacer lo que me pidas”. Es lo más sabio que podemos hacer, porque ...
Recibiremos dirección. Con frecuencia tomamos decisiones basadas en la influencia de nuestros amigos o nuestra sociedad. Pero Dios es la única fuente de verdadera sabiduría. Él sabe todas las cosas, y nos responde basándose en su comprensión perfecta. Él está dispuesto a darnos dirección clara en todas las decisiones que debamos tomar, ya sean grandes o pequeñas, pues quiere lo mejor para nosotros (Sal 32.8).
Estaremos dentro de su plan. Dios también utilizará el tiempo de espera para ceñirnos a su tiempo perfecto. Para otros, puede parecer que estemos retardando la acción innecesariamente. Pero saber que estamos caminando en armonía con los planes de Dios, traerá su paz a nuestros corazones.
Estaremos preparados para su respuesta y para proceder. Dios puede usar un tiempo de espera para ayudarnos a reconocer una motivación incorrecta o un pecado, y para robustecer nuestra fe.
Actuar con sabiduría comienza con escuchar al Señor. ¿Cuándo fue la última vez que usted esperó para recibir dirección de Dios?
Biblia en un año: Génesis 16-19


Nombre propio de tres personajes israelitas, pero aquí mencionaremos dos:

1). Daniel, el cuarto de los llamados «profetas mayores», es el principal personaje bíblico que lleva este nombre, autor del libro que lleva su nombre, muy estimado entre los judíos de todos los tiempos (MT. 24:15), descendiente de la familia real de David (Dn. 1:3), que fue llevado cautivo a Babilonia cuando era jovencito, en el año tercero del reinado de Joacim de Judá (600 a.C.).

Fue escogido con tres compañeros suyos —Ananías, Misael y Asarías— para residir en la corte de Nabucodonosor, en donde halló favor como José en Egipto, e hizo grandes progresos en las ciencias de los caldeos, así como en la lengua sagrada; pero rehusó contaminarse comiendo de las provisiones de la mesa del rey, que eran a menudo ceremonialmente impuras para un judío, o estaban manchadas por haber estado en contacto con el culto idólatra.

Al fin de unos tres años de educación, Daniel y sus compañeros aventajaron a todos los demás y recibieron buenos empleos en el servicio real. Allí Daniel desplegó en breve sus dones proféticos, interpretando un sueño de Nabucodonosor, por quien fue hecho gobernador de Babilonia y jefe de la clase instruida y sacerdotal. Parece haber estado ausente, quizás en alguna embajada extranjera, cuando sus tres compañeros fueron arrojados en el horno ardiendo.

Algún tiempo después interpretó otro sueño de Nabucodonosor, y posteriormente la célebre visión de Belsasar, uno de cuyos últimos actos fue promover a Daniel a un empleo mucho más elevado que el que previamente había tenido durante su reinado (Dn. 5:29; 8:27).

Después de la captura de Babilonia por los medos y persas, Darío el Medo, que «tomó el reino» después de Belsasar, le hizo «primer presidente» de unos 120 príncipes. La envidia hizo que formaran el complot para que se le echara a la cueva de los leones, acto que les atrajo su propia destrucción (Dn. 6).

Daniel continuó en todos sus altos oficios, y gozó del favor de Ciro hasta su muerte. Durante ese periodo trabajó fervorosamente, con ayunos y oraciones, así como tomando medidas oportunas para asegurar la vuelta de los judíos a su propia tierra, habiendo llegado para ello el tiempo prometido (Dn. 9). 

Vivió lo bastante para ver el decreto expedido a ese respecto y que muchos de su pueblo volvieran a Jerusalén; pero no se sabe si alguna vez volvió a visitar esa ciudad, por tener entonces (356 a.C.) más de 80 años de edad. 

En el tercer año de Ciro tuvo una serie de visiones que le pusieron de manifiesto cuál tenía que ser el Estado de los judíos hasta la venida del Redentor prometido; y por las cuales le vemos esperando tranquilamente el término pacifico de una vida bien empleada.

Daniel siguió siempre la voluntad de Dios. Tanto su juventud como su vejez fueron igualmente consagradas a Dios. Conservó su honradez en circunstancias difíciles, y en medio de la fascinación de una corte oriental, fue puro y justo. Confesó el nombre de Dios ante los príncipes idólatras, y estuvo a punto de ser mártir, de no haber sido por el milagro que lo preservó de la muerte.

2). Entre los demás personajes que llevaban este nombre de Daniel, la Biblia destaca: El segundo hijo de David, llamado también Quileab (1 Cr. 3:1; 2 S. 3:3). Descendiente de Itamar, cuarto hijo de Aarón. Fue uno de los jefes que acompañaron a Esdras de Babilonia a Judea, y que después tuvo una parte importante en la reforma del pueblo (Esd. 8:2; Neh. 10:6).
Fuentes:
La Santa Biblia-RVR 1960
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario Biblico Ilustrado de Vila Santamaria. Editorial CLIE

Estamos comenzando un nuevo año y como cada año siempre tratamos de proponernos metas que alcanzar para que al terminar el mismo podamos evaluar cuanto avanzamos y que cosas logramos.

Para poder comenzar este nuevo año de buena forma debemos dejar atrás todo lo malo que en el año anterior nos paso, reciclar aquellas cosas que nos pueden servir en este nuevo y ver hacia delante con la mente puesta en que es un año de nuevas oportunidades.

El problema de muchos de nosotros es que quedamos como marcados por experiencias negativas del pasado, permitimos que aquello que nos afecto quede allí anidado y muchas veces no queremos entender que lo pasado, ya paso.

Quizá muchos de los que hoy me leen tuvieron un año muy difícil, con experiencias bastante dolorosas, sin embargo hoy estamos en un nuevo año, y nada te tiene que hacer pensar que en este nuevo año te ira igual o peor, al contrario, es bueno pensar que estamos en un año de nuevas oportunidades, en donde lo que hice mal el año pasado, en este nuevo lo puedo hacer bien.

Y es que yo siempre he sido de la opinión que lo malo que nos pasa nos ayuda a no volver a cometer los mismos errores, nos hace crecer, nos aumenta la fe, pero sobre todo nos hace mas fuertes.
El Apóstol Pablo decía: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” Filipenses 3:13-14 (RVR1960). Eso es lo que nosotros debemos imitar, olvidar lo que queda atrás y extendernos a lo que está delante.

Cada uno de nosotros debemos entender que no podemos quedarnos postrados por tropiezos del pasado, debemos levantarnos y proseguir hacia nuestra meta que es agradar a Dios.

La culpabilidad por los errores que cometemos puede ser un gran obstáculo para avanzar en este nuevo año, por ello debemos comprender que Dios no quiere que nos detengamos, sino que avancemos sin temor. Si te sientes culpable por algo de lo cual ya le pediste perdón a Dios, debes de entender que ya fuiste perdonado. Recuerda que la Biblia nos enseña que cada mañana la misericordia de Dios se renueva sobre nuestra vida: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” Lamentaciones 3:22-23 (RVR 1960).

Hoy es un buen día para comprender que este año será especial porque Dios está de nuestro lado. Que no importa lo que sucedió en el pasado, puesto que este día al despertar la misericordia de Dios te cubrió y te dio la oportunidad de comenzar de nuevo.

Hoy tú y yo decidimos que es lo que queremos para nuestra vida. Podemos elegir entre estar triste por lo ocurrido en el pasado o ver hacia delante confiando en que lo haré mejor, porque ahora he aprendido de mis errores.

¡Levántate!, has que Dios sonría al ver tu determinación de hacer las cosas mejores en este año. Que Dios al ver tu corazón vea el corazón de una persona que acepta sus errores, pero que al mismo tiempo esta dispuesta totalmente a mejorar. Entonces, Dios se alegrará y te usará de una manera poderosa para su Gloria y su Honra.

¡Este es un año de nuevas oportunidades!



Era un episodio muy bonito, ver a miles de personas ir tras de Jesús y sobre todo ver al Maestro tomarse el tiempo de enseñarles pero sobre todo, ver como también no solo les enseñaba sino también se preocupaba por su bienestar físico.
La gente seguía a Jesús porque habían sido testigos de los milagros y sanidades que había estado haciendo; la gente estaba muy emocionada y no quería otra cosa que seguir a Jesús.
Me llama la atención la importancia que le da Jesús al bienestar físico de las personas que lo seguían, por eso le pregunto a Felipe: “Cuando Jesús vio que mucha gente venía hacia él, le preguntó a Felipe: —¿Dónde podemos comprar comida para tanta gente?” Juan 6:5 (Traducción en lenguaje actual).
Jesús se dio cuenta que la gente que en ese momento era fiel en seguirlo tenía hambre, y había una necesidad que suplir, por lo que pregunto a uno de sus discípulos el ¿Cómo iban a hacer?
Y es aquí en donde entra la parte que hoy en especial me llama la atención, el siguiente versículo lo explica muy bien: “Jesús ya sabía lo que iba a hacer, pero preguntó esto para ver qué decía su discípulo” Juan 6:6 (Traducción en lenguaje actual).
A Jesús le interesa saber lo que nosotros pensamos de cada asunto, y en momentos como estos en los que hay una gran multitud de personas a quienes alimentar, Jesús quería saber la opinión de uno de sus discípulos para encontrar una respuesta al problema que en ese momento se estaban enfrentando.
La respuesta de Felipe es muy parecida a lo que nosotros damos cuando nos vemos frente a los problemas: “Y Felipe respondió: —Ni trabajando doscientos días ganaría uno suficiente dinero para dar un poco de pan a tanta gente” Juan 6:7 (Traducción en lenguaje actual).
La respuesta de Felipe se basada en lo natural, lo humano, lo cotidiano, y es que no vamos a tildar a Felipe de hombre de poca fe, porque su respuesta fue terrenal. Quizá cualquier de nosotros hubiera respondido igual.
¿Qué solución hubiéramos dado nosotros a un problema como este?, seguramente nuestra respuesta hubiera sido similar o igual a la de Felipe.
Antes de la respuesta de Felipe habíamos leído que: “Jesús ya sabía lo que iba a hacer, pero preguntó esto para ver qué decía su discípulo” Juan 6:6 (Traducción en lenguaje actual).
A veces en la vida nos enfrentaremos a situaciones o problemas que ameritaran una respuesta que no sea natural o terrenal, sino que sea sobrenatural.
En ese momento alimentar a como cinco mil hombres (sin incluir mujeres y niños), era algo que de momento y estando en ese lugar con las condiciones limitadas que se tenia era: IMPOSIBLE.
La respuesta de Felipe se basaba en lo natural, pero cuando lo natural no puede dar una respuesta, entonces entra en acción lo SOBRENATURAL, el mejor estilo de Dios.
Jesús sabia la respuesta, Él sabí0061 lo que iba a hacer, pero a Él le importa lo que nosotros pensamos o creemos que pueda ser la solución, pero más allá de nuestros planes, pensamientos o ideas, debemos de saber de qué DIOS YA SABE LO QUE HARÁ.
Quizá te preguntaras: “Si Él ya sabía lo iba a hacer, ¿Para qué le pregunto?”, y es que a Dios también le interesa que podamos aprender de cada pregunta, y de cada respuesta. Jesús pregunto, Felipe respondió y para Felipe la solución era esa: “Tendría que trabajar más de 200 días para tal vez poder dar de alimentar un poco a todos”. Jesús quería mostrarle a sus discípulos que hay soluciones más allá de lo natural o terrenal, que hay momentos en los que no podemos depender de lo natural, sino que de lo SOBRENATURAL.
Jesús pregunto para que ellos valoraran aun más lo que estaban a punto de ver. Si la única respuesta al problema era trabajar mucho tiempo para tal vez dará un poco de alimento a todos, ¿Qué pasaría si de pronto de un instante a otro, Jesús daba de alimentar a todos?, lo que iba a pasar era que una vez más serian testigos del poder SOBRENATURAL de Dios y de cómo cuando lo natural no alcanza, lo sobrenatural si lo logra.
Andrés otro de sus discípulos, encontró que un niños tenía cinco panes de cebada y 2 pescados y se lo comento a Jesús y al mismo tiempo le hizo ver que no alcanzaría para repartirlos entre todos.
Entonces ocurrió unos de los milagros más impactantes de la historia: “Jesús, entonces, tomó los panes en sus manos y oró para dar gracias a Dios. Después, los repartió entre toda la gente, e hizo lo mismo con los pescados. Todos comieron cuanto quisieron” Juan 6:11 (Traducción en lenguaje actual).
Pasó lo que jamás paso por la mente de ningunos de los presentes o aun, por la mente de ninguno de los discípulos por más fe que tuvieran. Jesús nuevamente actuando a su mejor estilo, ese que nos sorprende pero que sobre todo satisface la necesidad humana.
Increíblemente los más de cinco mil personas que se encontraban allí comieron cuanto quisieron y aun después de lo que comieron sobro alimento, a lo cual Jesús ordeno a sus discípulos que recogieran lo sobrante para que no se desperdiciara: “Ellos obedecieron, y con lo que sobró llenaron doce canastos” Juan 6:13 (Traducción en lenguaje actual).
Un Dios Sobrenatural puede hacer lo que lo natural no puede lograr, esa es nuestra ventaja, tenemos a un Dios Todopoderoso que actúa de formas increíbles, para darnos lo que necesitamos.
Quizá en estos días estés viviendo un episodio de esos en los que piensas una y otra vez la solución a ese problema que estas enfrentando. Has hecho planes de cómo poder solucionarlo y quizá hasta has intentado solucionarlo según tus ideas o criterio, pero nada ha resultado.
Quizá te preguntas: ¿Cómo hare?, y la zozobra se ha apoderado de tu vida, porque por más que pienses una manera de poder solucionarlo, simplemente no encuentras cómo.
En esos momentos en donde nuestras ideas, planes, pensamientos y acciones no tienen ningún efecto, es cuando Dios entra en acción al mejor estilo de Él, actuando en lo SOBRENATURAL.
Dios ya sabe lo que hará en tu vida, Él ya sabe que milagro utilizara para que eso que se resiste a lo natural, no pueda resistir lo SOBRENATURAL de Dios.
¿Qué es lo que te abate que Dios no pueda hacer?, ¿Qué es lo que te quita el sueño que Dios no pueda transformar?, ¿Qué problema puede ser más grande que nuestro Dios Sobrenatural?
Hoy quiero invitarte a confiar plenamente en lo que Dios es capaz de hacer, porque para Él no hay nada que se pueda resistir. Si ya agotaste todas tus ideas y tus mejores planes y nada resulto, entonces: ¿Por qué no le das la oportunidad a Dios para que Él actué?, ¿Cómo?, simplemente depositando tu confianza total y plena en Él.

Dios jamás defrauda a los que en Él confían de corazón y con todo su ser.

Es momento de comenzar a confiar en lo que Dios es capaz de hacer, estoy seguro que lo que Dios hará será algo maravilloso y hasta sobrenatural, que sobrepasara tus expectativas y sobre todo será para tu bienestar.

DIOS YA SABE LO QUE VA A HACER

“Jesús ya sabía lo que iba a hacer…”

Y le dio Faraón por mujer (a José) a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On" (Génesis 41:45). Asenat fue la madre de Manasés y Efraím (Génesis 46:20)
 
 
"Y le dio Faraón por mujer (a José) a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On" (Génesis 41:45).
Lease: Génesis 41:45-52
Faraón estaba decidido a convertir a José en un egipcio de modo completo; quería que este joven hebreo asimilara el estilo de vida nacional. José le había agradado, era un hombre valioso; Faraón le consideraba un genio, un verdadero hombre de estado. Pero él no tenía idea del Dios de Israel, que era quien había enviado a José para salvar a Egipto. Desde el principio Faraón se opuso a Jehová.
Para transformar a José en una perla de la corona de Egipto, le concede toda clase de honores. Le cambia el nombre, por el de Safnat-paneaj (que significa "declarador de lo oculto"), y le da por mujer a Asenat.
Esto era un honor, pues era la hija de Potifera, sacerdote de On, la ciudad sagrada de los adoradores del sol. La casta de sacerdotes era muy elevada en Egipto, hombres con estudios profundos y que eran el depósito de la sabiduría de Egipto, conocida en la historia de modo tradicional.
José podía interpretar sueños, y podía penetrar los secretos de la naturaleza. Era también un sabio, y es lógico que se le asimilara a la casta sacerdotal. No sabemos si José estaba contento con este arreglo. En todo caso el resultado del mismo fue, sin duda, implicarle en la idolatría egipcia y el pasar a ser un miembro de esta casta le acarreaba el prestigio resultante de esta idolatría.
No tenemos derechos a suponer que José se casara con esta mujer con entusiasmo. Sabemos que José podía resistir la tentación de la carne, como nos lo muestra que la mujer de Potifar, sin duda una mujer de gran experiencia a este respecto, fracasó en sus repetidos intentos de hacerle caer en el lazo de sus encantos.
Como sea, sabemos que Asenat entró en la casa de José como su esposa. Y los mismos nombres de los dos hijos que José tuvo con ella nos dan idea de que empezaba José a cosechar el fruto de su liviandad y poca entereza.
El primero se llamó Manasés, porque dijo José: "Dios me hizo olvidar todo mi trabajo y toda la casa de mi padre." El segundo se llamó Efraim: "Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción." El plan de Faraón de hacer de José un egipcio tenía éxito. Asenat estaba contribuyendo a que José se resignara a la idea que había muerto para la casa de su padre.
Sucedió, como sabemos, que por la providencia de Dios, la casa de su padre volvió a recobrarle, en Egipto. Entonces José mismo se volvió a unir a los suyos hasta el punto que insistió en que sus huesos fueran enterrados con los de sus padres en Canaán.
Si no hubiera habido otras influencias en su matrimonio con Asenat, José habría sido enterrado en Egipto. Pero hay algo de la sangre de Asenat en las venas de Efraim y de Manasés, que los divide del verdadero Israel.
De estos dos hijos apareció con el tiempo el cisma y la separación entre las generaciones ulteriores de Jacob.Efraim se opone a Judá, y Jeroboán, al hijo de Salomón. Esto resulta en el conflicto entre Samaria y Jerusalén.
Es en Samaria que el servicio de Baal predomina; es allí que Jezabel da muerte a los profetas del Señor. Así que José, que se elevó a una posición de autoridad y distinción acaba completamente eliminado. La gloria de la familia de Jacob se acumula sólo sobre Judá.
Si se pregunta por qué la tribu de José fue eliminada tan rápidamente, la Escritura nos da la respuesta:
"José se casó con Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On."
Preguntas sugeridas para estudio y discusión:
1. ¿Bendijo Dios el matrimonio de José y de Asenat de modo permanente? ¿Qué prueba podemos dar?
2. ¿Se volvió José del todo un egipcio?
3. ¿Qué podemos aprender de este casamiento respecto a las relaciones que hemos de tener con el mundo?
4. ¿Cuál es la enseñanza de Dios con respecto a los matrimonios mixtos?
Fuentes:
La Santa Biblia-RVR 1960
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario Biblico Ilustrado de Vila Santamaria. Editorial CLIE

Confiar y Creerle a Dios es fundamental para alcanzar lo Prometido

“Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días”
Números 13: 25
Este día hablando con mi amiga Brendaliz Avilés meditaba en lo siguiente: “Si la bendición de Dios esta a menos de 40 días, ¿Para que permitir que se conviertan en 40 años?” y por eso quiero meditar en lo siguiente:
La mayoría conocemos la historia de Israel luego de salir de la esclavitud de Egipto de cómo Dios los condujo por medio de Moisés a conquistar la Tierra Prometida. Moisés encargo la responsabilidad de ir e inspeccionar la tierra en manos de 12 espías, príncipes escogidos de Israel (Números 13:3) es decir personas capaces de llevar a cabo de una forma satisfactoria la tarea encomendada. Entre ellos Josue y Caleb.
Narra la Biblia que al cabo de 40 días regresaron de reconocer la tierra (Numero 13:25) y el informe no era muy alentador, pues 10 de ellos se dejaron llevar por lo que vieron sus ojos (Números 13:28), pero dos de ellos vieron mas allá de lo que sus ojos humanos veían, ellos observaron con los ojos de la fe (Números 13:30)
Realmente la Tierra Prometida estaba a menos de 40 días, me baso en esto respaldándome en el versículo que leímos al principio, literalmente dice: “Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días”, eso quiere decir que la distancia desde donde se encontraba el Pueblo de Israel hacia la tierra prometida estaba a menos de 40 días. Eso significaba que la promesa de Dios estaba tan cerca, que solo se necesitaba el valor y la fe necesaria para ir y tomarla.
Pero es ahí en donde la bendición esta tan cerca en donde muchas veces tornamos esa distancia y una mas larga. Y es que así somos, vemos las circunstancias no con los ojos de la fe, sino con los ojos humanos que nos llevan a observar los obstáculos para alcanzar la bendición y no lo PODEROSO que es Dios para ENTREGARNOS lo que pisare la planta de nuestros pies.
¿Cuántas veces la bendición de Dios esta a la vuelta de la esquina, pero nuestra desesperación hace que esa esquina se traslade al otro continente?, Si, la verdad es que somos nosotros quienes trazamos nuestro propio mapa para adquirir la bendición, pero que lastimosamente ubicamos la bendición en una distancia demasiada larga en comparación con el mapa trazado por Dios.
La voluntad de Dios no es que pases 40 años en el desierto antes de alcanzar tu Promesa, al contrario su voluntad es que la adquieras en el tiempo que el estimo conveniente y para el cual fuiste llamado, el ÚNICO REQUISITO es LA FE.
La Palabra de Dios dice lo siguiente en Números 14:33, 34: “Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo”.
Imagínate, su falta de FE y su falta de valentía para creerle a Dios convirtió los 40 días de expedición en 40 años de desierto.
Amados hermanos, no convirtamos los menos de 40 días en 40 años, ¿Por qué volver a pasar por lo que un día el pueblo de Israel paso?, ¿Acaso esto no nos sirve de alerta a nosotros para darnos cuenta del error? Tu promesa esta a menos de 40 días, ¿Desistirás en la FE?, ¿Colgaras los guantes de la FE?, ¿Llegara temor a tu vida?, ¿Con que ojos estas observando?
Es hora de entender que el único requisito para obtener tu PROMESA es CREER y CONFIAR.
Y es que cuando tú crees y confías no hay gigantes que puedan detenerte, no hay pueblo mas fuerte que aquel que dobla sus rodias, cree y confía ciegamente en su SALVADOR.
¿Por qué estas dudando?, ¿Acaso quieres convertir los pocos días que te faltan para obtener tu PROMESA en 40 años?, Créeme que no te lo recomiendo.
Amados, si Dios te lo prometió, ¿Por qué dudar?, si El te lo dijo, ¿Por qué temer?, Si Dios esta contigo, ¿Quién contra ti?

NO PERMITAS QUE LOS POCOS DÍAS QUE FALTAN, SE CONVIERTA EN AÑOS, CONFÍA Y CRÉELE AL SEÑOR, PUES NO TE ARREPENTIRAS DE ESOS RESULTADOS.

Las aldeas quedaron abandonadas en Israel... hasta que yo, Débora, me levanté, me levanté como madre de Israel. Jueces 4:4; 5:5. Como jueza de Israel, Debora, administraba justicia y les daba consejos.


“Las aldeas quedaron abandonadas en Israel... hasta que yo, Débora, me levanté, me levanté como madre de Israel.”
Léase: Jueces 4:4; 5:5
Débora es Ia Juana de Arco de la asombrosa historia de Israel. Israel cayó repetidas veces en la idolatría. En estos períodos había perdido todo sentimiento de conciencia nacional y habría renunciado a su prestigio y honor.
Pero tenía también una resistencia y una elasticidad que le permitía recobrarse como ninguna otra nación. Se recobraba totalmente de lo que parecía una desintegración espiritual y política.
Esta capacidad de renacer de sus cenizas era un don de Dios. Que Dios tenía destinado que Israel tenía que restaurarse, se hace evidente de modo perfecto cuando consideramos la historia de Débora y los días en que vivió.
Casi todos los llanos de Palestina habían ya sucumbido a la fuerza de los cananeos. Jabín, el rey de éstos, residía en Hazor y dominaba a Israel por medio de sus fuerzas armadas. Tenía un potente ejercito, especialmente temido por sus novecientos carros herrados. En contra de ellos los esfuerzos de la infantería eran inútiles. En consecuencia la gente de Israel que poblaba la tierra baja tenía que pagar tributo a Jabín.
Vivían en condiciones de servidumbre. Sólo la gente de las regiones montañosas habían conservado su libertad, simplemente porque los carros de guerra de Jabín no se adaptaban al terreno montañoso. Los que vivían en las regiones de montañas como Efraín, poseían todavía una cierta organización, y habían resistido heroicamente.
La esposa de Lapidot, que vivía debajo de una palmera, entre Rama y Betel, en tierra de Efraín, los había inspirado a esta resistencia. Su nombre era Débora, y la llamaban «la madre de Israel». Era astuta, denodada y tenía el don de la profecía y del canto. Les recordaba a sus compatriotas en las montañas la historia de la liberación de Egipto, el paso por el Sinaí, y les profetizaba días mejores en el futuro.
Como juez, administraba justicia y les daba consejos. Su reputación era sólida y les inspiraba confianza. Con la ayuda de Barac organizó un ejercito pequeño permanente entre el pueblo.
Entrenó e inspiró al jefe de este ejercito, Barac, y le dio instrucciones en la forma en que debía presentar batalla a Sisara, el general del ejercito de Jabín. Su capacidad militar era evidente, y lo prueba que Barac requiriera de Débora que ella le acompañara a la batalla.
Se alistaron diez mil hombres de Neftalí y Zabulón, y los estacionó en el monte de Tabor. Débora dirigió destacamentos que se apoderaran de los pasos en las montañas. Conocía a Jabín y su altivez, y sabía que entraría en el valle del Kisón, terreno sumamente peligroso entonces para los carros herrados, por ser la estación de las lluvias.
Todo sucedió como ella había previsto. Barac estaba esperando en la ladera del Tabor. Los otros bloqueaban los pasos hacia la región del norte. Barac descendió del monte con sus hombres. Sisara se hallaba en el valle de Kisón. Dios envió una tormenta de truenos y relámpagos que desbarató completamente las filas de Jabín.
Las huestes de Barac se lanzaron contra el ejercito en desorden de Jabín y los carros acabaron arrastrados o atascados en el turbulento Kisón. La derrota de Sisara fue completa. El mismo pereció en su huída en manos de una mujer, mientras descansaba agotado en una tienda.
Dios llevó a cabo una gran victoria a través de una mujer. Barac contribuyó a la misma, pero las alabanzas no recayeron sobre el. Débora era poderosa porque la movía el Espíritu del Señor. De El recibía su inspiración y el fuego de su corazón. Su heroísmo se contagió a todos aquel día.
Aún hoy Dios elige a alguna mujer e implanta en ella del temor de su nombre. La nombra «madre de Israel». De ella irradia inspiración y despierta a los que duermen, para que la luz de Cristo los ilumine.
Preguntas sugeridas para estudio y discusión:
1. ¿Podemos suponer, por el hecho que no se menciona el pecado en esta narración, que Débora no los tenía?
2. ¿Qué rasgo admiramos más en Débora?
3. ¿Usaría hoy Dios a Débora como juez de Israel, con lo cual se implica Ia cuestión de si una mujer debería predicar
Fuentes:
La Santa Biblia-RVR 1960
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario Biblico Ilustrado de Vila Santamaria. Editorial CLIE

Ana, esposa de Simeón No sólo confesó a Cristo, sino que comenzó también a expresar su reconocimiento a Dios y a hablar de él a todos los que aguardaban la redención en Jerusalén


Ana, la profetisa
“En ese momento se presentó ella, y comenzó también a expresar su reconocimiento a Dios y a hablar de él a todos los que aguardaban la redención en Jerusalén” (Lucas 2:38).
Léase Lucas 2:36-38
Toda la gloria del nacimiento de Jesús se concentró sobre el antiguo reino de Judá. Tanto José como María descendían de la tribu de Judá. Elisabet vivía en Judá y allí nació Juan. Belén pertenece a Judá.
Sin embargo, Jesús vino para todo Israel, y más que para Israel, para ser luz a los gentiles. Los magos vinieron como representantes de los países paganos, para rendir tributo al nuevo Rey. Y Ana, la profetisa del Templo, vino a confesar la esperanza de sus padres por parte de Israel, que se hallaba fuera de los dominios propios de Judá.
No descendía de la tribu de Judá. Era hija de Fanuel, de la tribu de Aser. La tribu de Aser estaba situada en las tribus dispersas. Por eso su cargo en el Templo tenía significancia especial. Bajo Joroboam, las Diez Tribus se habían emancipado de la casa de David, y durante los siglos, habían seguido rechazando el Mesías de Israel y el Dios del Pacto.
Ahora vemos que Ana aparece en el Templo, junto a la figura de Simeón, para saludar al Rey de la Casa de David. Parece como si Ana viniera a llamarle a que fuera al Lago de Genezaret y a la despreciada Galilea, a fin de que pudiera recoger un pueblo rebelde a su Reino.
Simeón y Ana eran los dos ancianos. Ana tenía ochenta y cuatro años. No representaba pues, ni tampoco Simeón, a la nueva generación. No pertenecían al círculo del cual el Señor escogió sus discípulos, ni al grupo del que escogió a María y Marta.
Al contrario, pertenecían a Israel que moría. Ana extendió la palma de honor a Cristo, no como representante del pasado, sino del futuro. Parece como si viniera a ofrecerle la acción de gracias de cuarenta generaciones a los pies de Jesús, antes de morir.
Ana trajo esta ofrenda como mujer, después que Simeón lo había hecho como hombre. Así, observamos que los dos sexos, juntos e individualmente, son llamados a glorificar al Dios de Israel. Junto a Abraham hallamos a Sara, junto a Barac a Débora, junto a Moisés a Sípora. Y a Ana, de Aser, junto a Simeón. No era su mujer, sin embargo.
Su relación era intensamente espiritual, que trasciende toda diferencia de sexos. Se había casado, ya hacía sesenta años, y vivió siete años con su marido. No se nos dice qué fue de él, y ella no se había casado otra vez.
Se hallaba recluida en el Templo, guardando y sirviendo en él de día y de noche, con ayunos y oraciones. Su vida debió ser de genuina piedad, y tenía que haber oído de Simeón que el Cristo había de venir antes de su muerte.
Además de lo dicho, era profetisa, y queda incluida en la larga serie de los que habían sido heraldos del Profeta y Maestro venidero a lo largo de los siglos. Cristo representaba a una tribu de reyes. Zacarías y Elisabet a una tribu de sacerdotes. Ana representaba a los profetas.
Esta última profetisa viene a confirmar lo que habían anunciado los que la habían precedido, especialmente Isaías y Malaquías. No sólo confesó a Cristo, sino que “comenzó también a expresar su reconocimiento a Dios y a hablar de él a todos los que aguardaban la redención en Jerusalén.»
Su testimonio en el Templo fue la última voz de la profecía que se oyó. La profecía había cumplido su cometido. Juan, el heraldo del Señor, estaba esperando a la puerta.
Preguntas sugeridas para estudio y discusión
1- ¿Cuál es el significado de Ana en la redención que nos trajo Cristo?
2- ¿Por qué era Ana la última profetiza?
3- ¿Cuál es el significado de los antecedentes de Ana para la aceptación de Jesús como el Cristo?
Fuentes:
La Santa Biblia-RVR 1960
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario Biblico Ilustrado de Vila Santamaria. Editorial CLIE

Cinco valores fundamentales en los que Dios espera que coincidamos como pareja. Todo tiene un orden. Todos necesitamos cierta coherencia en nuestra vida, diferenciar las necesidades de los deseos

Cinco valores fundamentales en los que Dios espera que coincidamos como pareja
1- Sinceridad: El valor de la comunicación transparente.
El final del siglo XX y los comienzos del siglo XXI, pueden pasar a la historia como “la era de las comunicaciones”. Entonces, si toda la creación se comunica entre sí, ¿por qué nosotros no nos podemos entender en casa? Si quieres ser una mujer que prospera, necesitas encontrar la forma de comunicarte efectiva y transparentemente con tu esposo. Contarle tus triunfos y compartir tus inquietudes. Celebrar las victorias y llorar juntos las derrotas.
2- Orden: Un virtuoso valor que no puede faltar.
La sociedad tiende a establecer el orden. Por eso existen las leyes. Esto lo he visto y no es una opinión política, es simplemente la observación de un proceso que nos ha tocado vivir en Latinoamérica. Todo tiene un orden. Todos necesitamos cierta coherencia en nuestra vida. Por eso, el ser humano tiene una tendencia natural muy importante, la de buscar el orden, a veces, hasta en medio del desorden.
3- Discernimiento: Un valor para poder diferenciar las necesidades de los deseos.
Debemos satisfacer nuestras necesidades primeramente, y luego satisfacer nuestros deseos, solamente en el caso de que tengamos los recursos económicos disponibles para hacerlo. Por lo tanto, antes de salir de compras, es importante que tengamos en claro lo que es una necesidad y lo que es un deseo.
4- Perseverancia: El valor de ser constante y paciente.
Debes aprender a ser constante en la vida, debes ser perseverante a través de las dificultades. El ejercer la paciencia en forma perseverante, desde el punto de vista económico, requiere salirnos de la actitud y la cultura imperante. Que aprendamos a ser constantes a través del tiempo y que no nos rindamos frente a las circunstancias. Que después de una caída, sepamos sacudirnos el polvo de la ropa y continuemos caminando hacia adelante.
5- Dominio propio: El valor del buen comportamiento.
Este valor es vital para alcanzar la prosperidad integral. El dominio propio es un elemento esencial y una marca clara del carácter maduro de un individuo. Sin él, es imposible hacer un plan financiero y llevarlo a cabo. Dice un antiguo proverbio chino: “Aquel que conoce a otros es sabio, aquel que se conoce a sí mismo es un iluminado”.



La ventaja de tener a un Dios Perfecto es que su misma perfección lo lleva a ser muy pero muy detallista. Esa característica nos debería llevar a sentirnos seguros frente a la necesidad, ya que Dios se anticipa siempre a la necesidad.

Cuando hablo que Dios se anticipa a la necesidad, me refiero al hecho de que Dios tiene todo controlado y antes que aparezca la necesidad, Dios provee una solución.

Por ejemplo, en la carta a los Corintios podemos leer: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” 1 Corintios 10:13 (RV1960).

En referencia a la tentación la Palabra de Dios nos dice que junto con la tentación, Dios proveerá la salida. Eso habla de un Dios detallista que se anticipa a la necesidad de los suyos.

En el principio de la creación, para ser más exactos en el día tercero de la creación antes de crear al hombre Dios creó arboles que daban fruto, la Biblia dice: “Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día tercero.” Génesis 1:11-13 (RV1960).

¿Te das cuenta que antes de crear al hombre, Dios pensó en la forma de alimentarlo creando el fruto?, eso habla de un Dios que se anticipa a las necesidades de sus hijos. El hombre fue creado en el día sexto, sin embargo nuestro Dios detallista pensó en la necesidad de alimento mucho antes creando de esta manera el árbol que da frutos.

Un poco más adelante en la historia, Dios escogió a un hombre llamado Noé para una misión especial: construir un barco gigante (arca) que los guardaría de un diluvio universal. La Biblia dice: “Fue por la fe que Noé construyó un barco grande para salvar a su familia del diluvio en obediencia a Dios, quien le advirtió de cosas que nunca antes habían sucedido. Por su fe, Noé condenó al resto del mundo y recibió la justicia que viene por la fe.” Hebreos 11:7 (Nueva Traducción Viviente).

Dios se anticipo a la necesidad que en su momento Noé con su familia tendrían, Dios pensó en la forma de cómo salvarlos y la obediencia de Noé hizo que la idea de Dios fuera favorable a los suyos.

A través de los tiempos hemos podido ver un sin número de casos en los que Dios siempre se anticipo a la necesidad de los suyos, y es que tenemos a un Dios que cuida de nosotros, la Biblia dice: “Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?” Mateo 6:26 (Nueva Traducción Viviente).

No sé qué necesidad puedas estar pasando hoy en día, lo que sí sé y te puedo decir con completa convicción es que DIOS SIEMPRE SE ANTICIPA A LAS NECESIDADES DE SU PUEBLO.

Quizá te sientas solo en medio de esa crisis que puedas estar viviendo, sin embargo tienes que saber que Dios ya tenía planeado la forma de cómo iba a actuar en tu vida. Estoy seguro que en muchas ocasiones has visto como Dios te ha guardado, te ha cuidado, te ha provisto, te ha sanado, te ha fortalecido y esta vez no será la excepción, porque DIOS SE ANTICIPA A TÚ NECESIDAD.
No pienses que estas solo o sola en esto, Dios está contigo, Él tiene la forma de cómo sacarte de esta y lo hará, lo único que tienes que hacer es confiar, creer, pero sobre todo descansar en sus promesas.

No hay nada que pueda vencerte, porque Dios es tu fortaleza, no hay nada que pueda derrotarte, porque Dios pelea por ti, no hay crisis que pueda dañarte, porque Dios se manifestara a tu vida como ese Dios Proveedor.

Un Dios tan detallista siempre tiene un plan perfecto a seguir en tu vida, Él siempre sabrá cual será tu necesidad antes que se presente y por esa razón tenemos que rendirnos a Él, depender de Él y sobre todo confiar en lo que ha de hacer, porque si de algo debes estar segura o seguro es que DIOS HARÁ ALGO EN ESA SITUACIÓN QUE ESTAS ATRAVESANDO.

 

¡Dios siempre se anticipa a tus necesidades!