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Juan y Andrés comenzaron su compromiso espiritual con la voluntad de Dios como discípulos de Juan el Bautista. De hecho, ellos habían realmente estado de pie junto al profeta cuando Jesús pasó. Cuando el Bautista vio a Jesús, clamó, “¡He aquí el Cordero de Dios!”  (Juan 1:35-37). 
Esta ha sido una profunda narración.  Es el testimonio manuscrito de Juan sobre como el llego al Hijo de Dios. Aun así, Juan tenía verdades más profundas que revelar más allá de este histórico relato. El va asimismo a revelar que es lo que por encima de todo debemos cada uno de nosotros buscar cuando venimos a Cristo. 
Tomemos el relato. Ambos discípulos, habiendo escuchado y creído en la proclamación mesiánica de Juan acerca de Jesús, están ahora caminando, quizá apresuradamente, para alcanzar a Jesús. Su conversación se puede escuchar.

Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?     Les dijo: Venid y ved. —Juan 1:38-39 RV 60


Hay muchas razones por las cuales alguien viene a Cristo. Podemos buscarlo por asuntos de salud o para obtener prosperidad. Quizá necesitamos liberación o tenemos carga por un ser querido. Aun así, tal como el Señor le pregunto a Juan y a Andrés, así El nos pregunta a cada uno de nosotros: ¿que estas buscando en la vida? ¿Qué metas te impulsan?  Al acercamos a la estación final de nuestras vidas, las cosas que hemos adquirido ¿serán transferibles a cuentas eternas? ¿O habremos agotado nuestro tiempo y energía en lo que carece de verdadera vida? 
Jesús pregunta, “¿Que buscáis?” Es una pregunta muy importante. El Señor anhela que hagamos inventario de nuestras pasiones y objetivos, y luego que tracemos un plan hacia valores celestiales.  Vea, muchos dicen que aman a Jesús. Lo que quieren decir es que, en su debido tiempo, esperan encontrar tiempo para amar a Jesús. Sin embargo, ahora mismo, apenas Lo conocen y casi nunca pasan tiempo buscándole.
La prueba de que lo amamos es que guardamos Sus mandamientos. (Juan 14:15). ¿Que ha de pensar El cuándo tantos quienes decimos que lo amamos, estamos, de hecho, no amándolo sino teniendo en realidad una aventura amorosa con este mundo? Tenga Dios misericordia.
Aun así, esta no es su situación. A pesar de sus defectos y debilidades, usted sinceramente desea tener más de Dios. Usted ha salido fuera de las dificultades de su pasado, determinado a caminar más cerca del Señor. Ciertamente, Cristo ve este deseo santo y, para El, es la parte más preciosa de usted. 
El corazón del Señor se conmueve asimismo hacia aquellos que Le siguen, aunque puedan caminar rengueando.  Para aquellos heridos por la injusticia o los efectos del pecado, la promesa del Señor permanece fiel: “No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare”  Sin duda, El traerá a victoria la justicia que le debe (Isa. 42:3; Mat. 12:20).
Como Juan y Andrés, nosotros, también,   contemplamos “el Cordero de Dios.”  Al igual que les pregunto a ellos, así nos pregunta a nosotros, “¿Que buscáis?”

La Morada de Cristo
A la luz de la investigadora pregunta de Cristo, la respuesta de los discípulos puede parecer extraña. Porque ellos no le pidieron mayor poder o uno de Sus muchos dones espirituales. En cambio, ellos preguntaron a Jesús algo más personal, e intimo: “¿Donde moras Tu?”



Me gustaría que consideráramos la profundidad de su pregunta. Ellos querían saber donde vivía Jesús.  Hay veces cuando una pregunta trasciende los simples límites de la curiosidad intelectual y realmente revela lo que alguien busca en la vida. Tal es ahora el caso: ellos están procurando vivir con Jesús. Están buscando la morada de Dios.
 
Nuestro Padre quiere que pidamos por dones espirituales y bendiciones especiales de salud o prosperidad financiera. Anhelar estas cosas no está mal; simplemente no es suficiente.  Dentro del corazón de aquel quien busca a Dios hay una búsqueda por más.  Estamos buscando “la morada” de Dios. En verdad, nuestros corazones han sido divinamente programados. Están dentro de nosotros  “los caminos a Sion” (Salmo 84).
Nuestro destino es nada menos que el llegar a ser uno con Cristo.  Todo fruto proviene de vivir en unión espiritual con Jesús. Por el contrario, cualquier cosa que ofrecemos como servicio a Dios que no es el resultado de nuestra unión con Cristo, es trabajo en vano; es un consuelo pobre.  Porque separados de El, nada podemos hacer.
Juan nos dice en su primera carta que aquellos quienes dicen que permanecen en El deben andar “como El anduvo” (1 Juan 2:6). Permanecer en Jesús lleva a caminar como Jesús.
Amado, ¡hay todavía mucho que aprender y descubrir respecto a nuestro Señor! Debemos ser conscientes de complacencia espiritual. Recuerde la oración de Moisés: Al final de su vida – luego de haber sido usado por Dios para confrontar y derrotar a los dioses de Egipto, luego de morar en la gloria del Señor y contemplar milagro tras milagro durante cuarenta años – Moisés oró, “tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa” (Deut. 3:24).
¿Has comenzado? No importa cuánto alcancemos, no importa cuanta revelación de la gloria de Dios poseamos, solamente hemos comenzado a ver Su gloria.
Los discípulos contestaron astutamente, “¿Rabí, donde moras?” Sea esta también nuestra oración: ¿Dónde moras, Oh Hijo de Dios? ¿Dónde está Tu morada?  A todos quienes sientan de manera similar, Cristo nos dice lo que les prometió a ellos: “Venid y Ved.”
Querido Maestro, me vuelvo a Ti ahora. Tú eres la mayor meta de mi vida. Anhelo vivir contigo, para permanecer en la maravilla de una vida en unidad contigo.





Cuentan que un duque de Sajonia declaró la guerra a un obispo alemán. En aquel tiempo los obispos tenían recursos militares, así como nobleza secular. Pero éste era un buen obispo; uno de los pocos buenos en aquellos malos tiempos.
El duque envió un espía al palacio del obispo para informarse  de las fuerzas  que éste movilizaría en su contra. Cuando regresó, el espía fue ansiosamente interrogado por el duque.
       –   Pues señor, – respondió el hombre- el obispo no está haciendo ninguna preparación para la guerra.
       –   ¿Cómo es posible? Replicó el ¿Qué ha dicho?
     –   Dice que su tarea es alimentar su rebaño, predicar la Palabra de Dios, visitar a los enfermos; y que en cuanto a la guerra, se la encomienda al Dios todo poderoso, porque “Jehová de los ejércitos” es más entendido en guerras que él.
     –   Si es así- declaró el duque reflexivamente- No voy a meterme en una guerra con este hombre. Es demasiado peligroso.
Muchas veces olvidamos que Dios es quien pelea por nosotros;  nos estresamos y desesperamos pensando cómo venceremos, cuál será la mejor forma de hacerle frente al enemigo.
Hay personas que  llegan a enfermarse, a perder el sueño y el apetito,  dañan sus relaciones interpersonales; toda su vida es un caos mientras intentan encontrar soluciones. Sin embargo, al igual que al pueblo de Israel, Dios nos dice que bajo esas circunstancias extremas estemos quietos.
“Pero Moisés les dijo: —No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos”. Éxodo 14:13,14 (NTV)
Por muy difícil que sea, aunque las cosas parezcan ponerse cada vez peor y veas tus circunstancias como un enemigo gigante que está por terminar contigo, permanece quieto porque el Señor peleará por ti.
Cuando nos desesperamos, tendemos a hacer muchas cosas para “ayudar a Dios” y lo único que logramos es agotarnos y retardamos el milagro que Él tiene para nosotros.
Permanece quieto, sin importar el nombre que tenga tu enemigo (deuda, problemas familiares, falta de trabajo, problemas legales, enfermedad, etc.) porque cuando Dios pelea tus batallas puedes estar seguro que  verás su gloria.
Persevera fiel en lo que se te ha encomendado, sirve con toda diligencia y amor, ocúpate de las personas y cosas que Dios te ha confiado y deja que Él pelee por ti.





Quiero comenzar invitándote a que leas detenidamente el siguiente versículo:

“A eso de las tres de la tarde, Jesús clamó en voz fuerte: «Eli, Eli, ¿lama sabactani?», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»” Mateo 27:46

Cómo todos sabemos las anteriores palabras fueran dichas por nuestro Señor Jesús estando crucificado en aquella cruz del Calvario.

Al leer detenidamente ese versículo nos podemos dar cuenta que Jesús en algún momento de su vida también se sintió abandonado, pero ¿Será que estaba realmente abandonado?, la respuesta es muy fácil y corta: NO.

Jesús además de que era cien por ciento Dios, también era cien por ciento hombre, como cualquier de nosotros, le daba hambre, sueño, se cansaba y hasta se enojaba, sin embargo eso no hacia que el dejará de ser el Hijo de Dios, y al igual que todo lo anterior también Jesús en momento determinado se sintió solo, abandonado por su Padre.

Al igual que Jesús muchos de nosotros nos sentimos abandonas por Dios en momentos determinados de nuestra vida, cuando quizá las cosas no están saliendo como nosotros quisiéramos o cuando estamos metidos en uno de esos problemas que hubiésemos querido no experimentar, sin embargo a pesar de nuestros pensamientos que nos quieren hacer creer que Dios se ha apartado de nosotros, la verdad es que Él sigue están de nuestro lado.

Lo que ocurrió con Jesús era lo que tenia que pasar, Él estaba pagando el precio de nuestros pecados, humanamente se sintió solo, pero su Padre estaba allí con Él, lo que en ese momento le estaba ocurriendo tenia que pasar, era parte del Plan de Dios, eso no significaba que Dios no estuviera con Él.



Así mismo hay momento en donde sentiremos que estamos solos, en donde tendremos experiencias muy duras y a veces hasta negativas, pero eso no significa que Dios no este de nuestro lado o que no ha de cumplir su propósito perfecto en nuestra vida.

Hoy quiero decirte que a pesar que a veces sientes como que si Dios se ha apartado de tu vida, la verdad es que Él sigue estando allí dispuesto a cumplir sus planes en tu vida. El hecho que estés pasando por uno de los momentos más duros de tu vida no significa que Dios se fue, al contrario, Dios sigue estando allí y es Él quien te sostendrá para que no caigas.

Nunca dudes de la presencia de Dios en tu vida, nunca pienses que Él se ha apartado de ti, porque Él nunca se aparta de nadie, somos nosotros quienes nos olvidamos de Él y nos alejamos, pero Él nunca se alejará de nosotros y a pesar de estar pasando momento muy duros o difíciles, debemos tenerla convicción de que Él sigue estando de nuestro lado para ayudarnos a salir adelante.

Dios Padre estaba con Jesús aun en la cruz y a pesar de haber muerto, Él resucito al tercer día y gracias a esa muerte y a su resurrección ahora nosotros podemos gozar de una vida eterna que Jesús dispone para todos aquellos que crean en Él.

Lo duro que te toque enfrentar servirá de plataforma para forjar en ti un mejor carácter, una mejor vida espiritual, una mejor madurez y al final saldrá algo bueno de todo eso y comprenderás que Dios nunca se ha alejado de tu lado.

¡Él está de tu lado, nunca dudes!

“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.”(Fil. 4:6-7).
El  Señor no quiere que nosotros poseamos simplemente una paz generalizada, basada en no tener un problema en particular; ni es Su plan darnos una leve paz espiritual y mundana. Si seguimos la secuencia de obediencia que El presenta, Su intención es abrigarnos en Su propia paz: la imperturbable paz de Dios.
La paz de Dios es la profunda calma que envuelve el proceso de pensamiento del Omnipotente. El nunca está ansioso, siempre a cargo, nunca sin una solución. El ve el final desde el principio y ve las necesidades del hombre desde un lugar de recursos y capacidades ilimitadas. El percibe las necesidades de Sus hijos con ambas, compasión y confianza, porque todas las cosas son posibles para El.

La paz que El da no solamente proviene de Él, es una extensión de El- es la sustancia misma de Su paz. Es la paz de Dios. Es ese manto divino que El dice “guardara {nuestros] corazones y…mentes en Cristo Jesús.”
Increíble.
Dele una oportunidad a la paz
Puede que algunos desafíen mi interpretación, mas recuerde la promesa del Salvador: “Les doy la paz. Pero no una paz como la que se desea en el mundo; lo que les doy es mi propia paz. No se preocupen ni tengan miedo…” (Juan 14:27).
Nuevamente, Pablo dice, “Ustedes fueron llamados a formar un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Dejen que la paz de Cristo gobierne sus corazones, y sean agradecidos” (Col 3:15).
Estas Escrituras y otras revelan que existe un lugar de refugio para nosotros, una dimensión custodiada por la misma paz de Dios, donde podemos permanecer. Al entrar en este reino de confianza, el Dios de la paz promete aplastar a Satanás bajo nuestros pies (Romanos 16:20).
Por supuesto, nosotros debemos decidir que dimensión va a presidir  sobre nosotros. Así, la Escritura dice, “Dejen que la paz de Cristo reine, “y “No se preocupen ni tengan miedo,” y “oren y pidan a Dios todo lo que necesitan.” Las palabras y verbos hablan de elecciones que podemos hacer respecto a las realidades a nuestro alrededor. Recuerde, aun mientras las circunstancias comiencen a turbar su corazón, puede usted alejarse del miedo. Porque la paz de Dios está al alcance también. Tome autoridad sobre su preocupación, y actitud, porque ella “conduce solamente al mal” (Salmo 37:8).  En cambio, párese en fe sobre las promesas de Dios.
Vea usted, estamos en guerra y debemos prepararnos para la batalla. Debemos ver a la paz como nuestro escudo y la Palabra de Dios nuestra arma. Por tanto, lleve cautivo todo negativo e incrédulo pensamiento que podría magnificar los problemas antes de magnificar al Señor. Nuestro Padre sabe lo que necesitamos antes de que le pidamos (Mateo 6:8).
Por último, ¡debemos dejar de intentar y conocer que El es Dios (Salmo 46:10)! Si está cansado, venga a Él y tome Su yugo. Encontrara descanso para su alma (Mateo 11:28-29).
Por tanto, echemos nuestras ansiedades sobre el Señor, porque ciertamente El tiene cuidado de nosotros. Y para todos aquellos luchando con ansiedad;  El hará un camino.


La sensación de distancia que a menudo sentimos entre Cristo y nosotros es un engaño. Al entrar en los días de su presencia, el Señor eliminara esa falsedad. Su promesa es “en aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mi, y yo en ustedes” (Juan 14:20).

Las Escrituras nos dicen que Cristo es la vid, y que nosotros somos sus ramas; El es la cabeza, Nosotros Su cuerpo; El es el Señor y nosotros somos Su templo. Desde el principio hasta el fin, la Biblia declara al Señor quien vive no solamente en los cielos, sino que existe de manera perpetua en redentora unión con Su pueblo. El foco siempre presente de Su actividad es guiarnos a la unidad con el mismo.



Así, en todo lo que el Espíritu Santo vino a establecer en nuestras vidas, ya sea mediante virtudes o dones espirituales, Su máximo propósito es llevarnos a la presencia de Jesús. El Espíritu Santo obra incesantemente para establecer intimidad entre nosotros y el Señor Jesús. Alguien dijo alguna vez que intimidad significa “ve dentro de mí”.Intimidad significa secretos compartidos. El padre nos ve en lo secreto; El establece en nosotros el “lugar secreto de [Su] Presencia” (Salmo 31:20).

Esta unión con Cristo nos eleva a una relación personal, más que meramente académica, con la Palabra de Dios. Escuchamos la voz del Pastor hablando a nuestro espíritu, trayendo consuelo, corrección y dirección (Juan 10:27). No solo tenemos el privilegio de conocer las enseñanzas de Cristo, sino que a medida que crecemos, también discernimos el tono de Su voz en Su instrucción. Esta es la intimidad de corazón a corazón.
Escuchen Su maravillosa promesa:
"Yo soy el buen pastor; conozco mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a El, y doy mi vida por las ovejas” (Juan 10:14-15).
Jesús nos dice, "Yo conozco a los míos, y los míos Me conocen,” ¿Que tan íntima es esta relación? La unión entre Cristo y nuestros corazones es de la misma calidad que la unión de Él con el Padre. Él dice, “como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre.”
Amados, hagamos del conocerle a El la búsqueda de nuestra vida. No aceptemos la ilusión de que Él está lejos de nosotros, porque Él mismo prometió: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20).
Señor Jesus, deseo conocerte en la manera más profunda posible, incluso en la profundidad que tú me conoces a mí. Llena mi vacio con Tu presencia y mis tinieblas con Tu luz. Atráeme en todo momento a una intimidad contigo. Amén.
Adaptado del libro, Me buscarán y me hallarán – versión en ingles-





«Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo» (2 Tesalonicenses 2:14)

El mandato claro de la Palabra de Dios para quienes vivan los últimos tiempos es que sean intrépidos al enfrentar las tinieblas. Hablando a través del profeta Isaías, el Espíritu del Señor ordena a los suyos:
            « ¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado!
¡La Gloria del Señor brilla sobre ti!
Mira, las tinieblas cubren la tierra,
y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos.
Pero la aurora del Señor brillará sobre ti;
¡sobre ti se manifestará su gloria!
Las naciones serán guiadas por tu luz,
y los reyes, por tu amanecer esplendoroso»
-Isaías 60:1-3-



Por cuanto la segunda parte de Isaías 60 contiene referencias al milenio, adicionalmente algunos ubicaron el cumplimiento de todo este capítulo en tiempos futuros. Pero déjeme preguntarle algo: ¿cubrirán las tinieblas la tierra durante el milenio? Durante el glorioso reinado de Cristo cuando la muerte, el pecado y la aflicción desaparezcan, ¿se cernirá densa oscuridad sobre los pueblos? La verdad es que, aunque la profecía de Isaías ciertamente concluirá en el milenio, comienza durante las últimas horas de esta era.
Claramente, estos tres primeros versículos de Isaías 60 son un claro mandato de Dios para antes del arrebatamiento y antes del milenio. El Señor nos llama no solamente a soportar las tinieblas sino a levantarnos en su gloria manifiesta. La gente puede discutir sobre el momento del arrebatamiento, pero lo que estoy aquí presentando no molesta a ninguna escatología popular. Estoy diciendo que entre el ahora y cualquier escenario que usted crea habrá un tiempo de Gloria en aumento para los verdaderos seguidores de Cristo.
Algunos de nosotros nos sentimos derrotados, otros, cansados y debilitados por la creciente oscuridad en el mundo. Y es precisamente en esta situación en la cual la depresión podría atrapar nuestras almas que se nos manda levantarnos. Arrojar de nosotros la opresión no es precisamente un acto de fe; es un acto de obediencia. Es tiempo de cancelar los planes de ser infelices. ¡Mediante la sangre de Cristo rompemos el pacto con la muerte y las tinieblas y obedecemos la voz de nuestro destino!
Alguien podría argumentar: es que usted no conoce mis dificultades. Escuche cómo traduce el mandato de Dios otra versión de Las Escrituras: « ¡Levántese [de la depresión y la postración en que lo han mantenido las circunstancias, y elévese a una nueva vida]!» (AMP). En este preciso momento, mientras lee estas páginas, nueva vida de la presencia de Dios desciende a su espíritu. ¡Recíbala! ¡Acéptela! ¡Obedézcala!
Como puede ver, el plan de Dios es que, aquí en la tierra, en nosotros, sea revelada la gloria del Señor. La luminosa y radiante luz de su presencia, la que brilló en el rostro de Moisés, la que inundó el templo de Salomón durante su dedicación, la que irradió de la persona de Jesús y envolvió a los discípulos en el monte donde se transfiguró el Señor, esa luz de la presencia de Dios brotará de nuestro interior al final de la era. Esta misma gloria divina aparecerá sobre nosotros en los años previos a la segunda venida del Señor en niveles siempre progresivos de brillantez.
En realidad, esta gran obra de gracia ya comenzó. Somos parte de la expansiva reparación que el Espíritu Santo efectúa. Dios reúne a su pueblo. Aprendemos a humillarnos en arrepentimiento y oración, y descubrimos la amistad y la unidad con otros cristianos. No hay duda que nuestra reconciliación y la superación de las barreras étnicas y denominacionales conllevan una inconmensurable recompensa. A medida que «se levanten todos los valles, y se allanen todos los montes y colinas… se revelará la gloria del Señor, y la verá toda la humanidad» (Isaías 40:4-5).
¡Dios nos está calificando para recibir Su esplendor! ¡Las naciones serán guiadas por su luz, y los reyes, por su amanecer esplendoroso!

Hoy reflexionaba sobre la misericordia de Dios sobre mi vida, esa misericordia que provoca que Dios no me de lo que merezco sino que me perdone cada mañana.
Me doy cuenta cómo muchas veces pierdo de vista el valor que tiene esa misericordia que me tendría que llevar a valorar más y más lo que Dios hace por mi.
Parece ser que a veces estamos tan acostumbrados a esa misericordia que ya ni siquiera la valoramos, sino que la vemos como algo normal, cuando en realidad tiene un enorme valor.
La Biblia dice:

“¡el fiel amor del Señor nunca se acaba!
Sus misericordias jamás terminan.
Grande es su fidelidad;
sus misericordias son nuevas cada mañana.”

Lamentaciones 3:22-23 (Nueva Traducción Viviente)
¿Te das cuenta de lo que esto significa?, ¿Te das cuenta lo bendecidos que somos al contar con su amor, son su fidelidad, pero sobre todo con su misericordia?
¿Cómo estamos valorando lo que Dios es y hace por nosotros?, ¿De que forma estamos demostrando lo agradecidos que estamos con Él?
¿Te das cuenta que a veces en lugar de agradecer cada día a Dios por su misericordia lo que hacemos es reclamar, quejarnos, dudar y hasta enojarnos con Él?
¿Qué puedo reclamar a Dios yo?, ¿Qué valor tienen mis reclamos si Él me ha dado más de lo que me merezco?, ¿Cómo puedo quejarme si Dios ha sido infinitamente fiel?, ¿Cómo voy a dudar de sus planes si ellos siempre son perfectos?, ¿Por qué he de enojarme con el dador de vida?
Este día solo tengo palabras de agradecimiento, no quiero pedir nada, no quiero reclamar nada aun cuando Él me halla prometido algo, porque reclamar para mi es cómo que creer que merezco algo cuando en realidad Dios me ha dado más de lo que realmente merezco.
En lugar de reclamar prefiero esperar porque si Él ha prometido seguro cumplirá, no hay porque presionar a Dios, no hay porque apurarlo, Él actúa en tiempos perfectos sin necesidad de mi presión.
Cada día tendría que ser una oportunidad simplemente para agradecer a Dios por lo que ha hecho, que nuestra vida sea un reflejo de agradecimiento por su misericordia, cada día debemos recordar que si estamos acá es porque Él ha tenido misericordia con nosotros.
Sus promesas se cumplirán, tus necesidades serán cubiertas, su fortaleza vendrá a tiempo, su sabiduría te inundará, pero lo más importante de todo esto no es lo que obtendrás, sino lo que ya has obtenido: Su misericordia renovada diariamente sobre tu vida.

¡Gracias Dios porque cada día renuevas sobre mi vida tu misericordia!



Es hora de tratar con tu “Ismael”

“…EL HIJO… [QUE] AGAR… LE HABÍA DADO A LUZ A ABRAHAM, SE BURLABA…” (Génesis 21:9)

Cuando Dios te promete algo y eso no ocurre al instante, es fácil perder la paciencia. Y para empeorar las cosas, generalmente hay alguien cerca que “anota” la promesa, “le pone fecha”, y ¡te la sigue recordando! Cuando eso sucede, empiezas a dudar del Señor y a preguntarte si Él necesita tu ayuda para que llegue a pasar.

Después de que Dios prometiera a Abram que su descendencia se multiplicaría como las estrellas (ver Génesis 15:5), las cosas no ocurrieron muy rápidamente. Así que Abram se puso impaciente y tomó la situación en sus propias manos, engendrando a Ismael con la sierva de su esposa: Agar (ver Génesis 16:1-4). ¡Entonces sus problemas empezaron de verdad!

Cuando llegó su momento, y Dios mandó a Isaac por medio de Sara, su mujer (ver Génesis 21:1,2), los dos niños acabaron viviendo bajo el mismo techo: el mal y el bien, la cizaña y el trigo, creciendo juntos. ¡Ten cuidado! Es posible que seas bendecido en un área de tu vida, mientras que en otra hay un problema creciente que te abrumará si no la tratas.

Un día, Sara pilló a Ismael burlándose de Isaac (ver Génesis 21:9).Esto es lo que pasa si no corriges tus errores; al final “se burlan” de ti y achican tu éxito. Antes que eso ocurra, debes levantarte y decir: “¡Basta ya! Me voy a librar de los obstáculos, hacer un `inventario’ y poner mi vida en orden”. No puedes sobrepasar el problema tan fácilmente cuando se trata de las cosas que amenazan con destruirte. Tienes que tomar una postura. Debes renunciar a que el enemigo mande cualquier cosa a tu vida que socavará la bendición por la cual has estado orando y la que has estado esperando.

“…SARA… DIJO A ABRAHAM: ECHA A ESTA SIERVA Y A SU HIJO…” (Génesis 21:9,10)

Decir: “Échales”, era muy fácil para Sara. ¡Ella no tenía lazos emocionales en el trato! Abraham había criado a este hijo, a quien amaba y que incluso tenía sus rasgos. Pero simplemente por estar dispuesto a tomar responsabilidad sobre tus actos, no significa que no habrán consecuencias duras. Ten cuidado en “dónde te acuestas”; ¡puede que levantarte otra vez no sea tan sencillo como piensas!

Hay cosas en la vida que puedes dejar sin ningún esfuerzo; otras requieren “cada onza de gracia y valor” que tienes. Y es especialmente duro abandonar algo en lo cual puedes verte reflejado; un trabajo que te gusta, la casa donde vives, o una relación a que estás ligado puede ocasionar que quieras mantener las cosas como están. Pero cuando hayas ido lo más lejos posible con tu “Ismael” y estés listo para ver que se cumple la promesa de Dios en tu vida, debes estar dispuesto a renunciar a cualquier cosa que te retenga.

Si te has preguntado alguna vez cómo pudo Abraham soportar sacrificar a su hijo Isaac como holocausto en el Monte Moriah (ver Génesis 22:1-10), recuerda a Ismael. Cuando ya has renunciado algo, es más fácil renunciar de nuevo. Cuando ves a alguien que realmente adora a Dios, seguro que pensarás dos veces antes de llamarlo fanático. Recuerda que detrás del “Aleluya”, a menudo hay un sacrificio.

Génesis12:7 es un relato curioso de cómo Israel está bajo el liderazgo de Josué, tras la cautividad de 400 años en Egipto y 40 años en el desierto. Cuando Dios le dio el liderazgo de Moisés a Josué, le otorgó una promesa fascinante:

“Te prometo a ti lo mismo que le prometí a Moisés: “Dondequiera que pongan los pies los israelitas, estarán pisando la tierra que les he dado”. (Josué 1:3 NTV)

La generación anterior a Josué se dejó envolver de mucho pesimismo, pero Josué, con la misma autoridad que había recibido Moisés, decidió proceder confiando en Dios, en vez de dejarse llevar por el temor. Josué y Caleb, los dos únicos espías que vieron lo que Dios estaba esperando que vean (por sobre lo circunstancial que pudiese estar delante de ellos), vencieron uno a uno a los treinta y un reyes de la tierra de Canaán, pero fue de uno a uno. A veces, queremos que Dios haga lo suyo ya mismo y hacemos denotar con todo el borde en el que estamos.

No es una lucha con Dios en sí, sino con nosotros mismos, de si confiamos en Dios o no: ¡porque Él ya dijo que donde vayamos eso es nuestro! Muchas veces preferimos conformarnos al quedarnos en el mismo lugar, y no nos atrevemos a entrar a territorios desconocidos por mucho que sabemos que el enemigo ya fue derrotado y que ahí hay una victoria para nosotros.

Ahora, si en vez de demorar 40 años deambulando por el desierto hubieran decidido enfrentar los retos de un andar de fe en el que Dios se comprometía a ir totalmente a su lado, hubieran podido extenderle a su siguiente generación algo distinto a tener que pelear las batallas que no se atrevieron a librar. Recuerda: las batallas que tú y yo no queremos pelear, nuestros hijos las tendrán que pelear. Salir a dar pasos de fe es cansado, incómodo y requiere fe.

¿Estás dispuesto? Quizás no va a ser como tú te proyectas, pero el plan siempre va a ser mayor y mejor que lo que lograste proyectar en tus sueños más locos.

LA LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA
La ley de la siembra y la cosecha es una ley universal establecida por Dios desde el momento de la creación, y tiene aplicación para todas las áreas, tanto de la naturaleza, como materiales y espirituales.

TEXTO: "Pero esto digo: El que siembra escasamente,  también segará escasamente; y el que siembra generosamente,  generosamente también segará. 2 Corintios 9:6 

Gálatas 6:7  No os engañéis;  Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare,  eso también segará.

1.- ENTIENDE ESTA LEY, PON LA EN PRÁCTICA Y SERAS BENDECIDO.
 Las leyes operan para cualquiera y son aplicables a todos. Si un granjero rico y un granjero pobre siembran la misma cantidad de semillas en el mismo suelo recibirán igual volumen de cosecha. Si un granjero negro y un granjero blanco  siembran la misma cantidad de semilla recibirán el mismo volumen de cosecha.  Las leyes de siembra y de cosecha no son racistas ni hacen distinción entre sexo, funcionarán para cualquiera que las active. 
2.- SI USTED NO SIEMBRA NADA NO COSECHARA NADA.  
¡Esto suena tan obvio que no merece la pena ni aún mencionarlo!
¡No ha sembrado armonia, paz, buenas actitudes, buenas acciones, misericordia, la palabra del evangelio, entonces es un arbol sin frutos!
¡Pero aún hay multitudes de cristianos quienes no han dado una moneda a Dios y aún oran, profetizan, ruegan, suplican, exigen y resisten al diablo para obtener una cosecha espiritual y economica!
¡No hay cosechas sorpresa en el reino natural si usted no ha sembrado ni siquiera una semilla, y tampoco hay cosechas sorpresa en lo espiritual si usted no ha sembrado nada!. 
3.- SU COSECHA ESTARA EN PROPORCION A LO QUE SIEMBRA.
"El que siembra escasamente también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará". (2 Cor. 9:6)
4.- SIEMBRE SEMILLAS CON CONOCIMIENTO, CUIDE EL CAMPO Y LE PRODUCIRA UNA BUENA COSECHA
Ningún campesino siembra las semillas y se aleja olvidándose del campo él  lo cuida para que produzca una buena cosecha. El campesino sabe que al sembrar la semilla tiene que arrancar la maleza, despedregar el campo, regarla y cuidar de ella hasta el momento de la cosecha. si tu deseas una buena cosecha en tu vida, si siembras la palabra cuídala y riégala, Siembras amor, cuídalo y riégalo, restaura tus relaciones con las personas y cambia tus actitudes egoistas, llegara el momento en que veras un cambio de actitud de la gente hacia tu persona, te estimaran y amaran mas, no porque seas muy bueno sino por lo que sembraste en ellas. No desmayes que a su tiempo cosecharas lo que siembres.
"Amados hermanos, tengan paciencia mientras esperan el regreso del Señor. Piensen en los agricultores, que con paciencia esperan las lluvias en el otoño y la primavera. Con ansias esperan a que maduren los preciosos cultivos". Sant.5:7
5.- RESPETE EL TIEMPO DE SIEMBRA Y COSECHA.-
Cuando fue la última vez que vio a un granjero sembrar en un día domingo e intentar cosechar el lunes por la mañana!
Desafortunadamente, muchos cristianos intentan portarse bien por un fin de semana y ya exigen que las personas que los rodean olviden de un borron todas las malas actitudes y acciones que sembraron y que tuvieron con ellos toda la vida como si esto fuera suficiente!. o traen alguna ofrendan el domingo a la noche y buscan un sobre lleno de dinero en efectivo el lunes a la mañana.
Una cosecha llega en un momento apropiado cuando Dios considera  el tiempo justo de  entregarla
Mira lo que Dios dijo a traves del algel a cornelio; "Cornelio miró fijamente al ángel y, con mucho temor, le preguntó: «Señor, ¿qué se te ofrece?» Y el ángel le respondió: «Dios ha escuchado tus oraciones, y la ayuda que has dado a otros la ha recibido como una ofrenda."Hech.10:4   Durante muchos años cornelio ha sido un hombre piadoso, sembrando justicia y amor, ayudando a sus semejantes y todas sus acciones que hizo Dios las considero como una ofrenda, al final cornelio cosecho la Salvacion para su familia y amigos. Dios es Justo.
6.- CADA SEMILLA SE REPRODUCE A SI MISMA.- Si un
CAMPESINO quiere naranjas  él no plantará semillas de manzanas dado que cada semilla se reproduce a  sí misma. La palabra dice:Dijo Dios: "Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla y árboles frutales que den fruto, Según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra." Y fue Así. La tierra produjo hierba, plantas que dan semilla Según su especie, árboles frutales cuya semilla Está en su fruto, Según su especie. Y vio Dios que esto era bueno. (Gen 1:11-12)
Por lo tanto si usted quiere bendiciones, siembre bendiciones,  si usted quiere amistad siembre amistad en la vida de otras personas, si usted quiere que las personas sean amables con usted, sea usted tambien amable con las personas. Cada semilla produce fruto el cual contiene más semillas con las cuales puede volver a sembrar. 
8.- NO SIEMBRE ZIZAÑA QUE ES LA SEMILLA DEL DIABLO, COMO LA REBELDIA, LA DESOBEDIENCIA E INIQUIDAD.  
Muchos cristianos se confunden de semilla y sin darse cuenta empiezan a sembrar mala semilla, esta semilla es del diablo como son los pleitos,  los celos, las contiendas, las disensiones.
la biblia dice:  ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa” Santiago 3:13-16.  
ALGUNOS EJEMPLOS DE MALA SEMILLA:
A.    LA SIEMBRA DE REBELDIA, INIQUIDAD, MENTIRA.

·         “Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos? Como yo he visto, los que aran iniquidad  Y siembran injuria, la siegan”.  (Job 4:7-8(

·         El que sembrare iniquidad, iniquidad segará, Y la vara de su insolencia se quebrará.  (Prov.22:8)

·         “Habéis arado impiedad, y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino y en la multitud de tus valientes. Por tanto, en tus pueblos se levantará alboroto, y todas tus fortalezas serán destruidas”..Oseas 10:13-14

LA INIQUIDAD SIGNIFICA: Maldad e impiedad, Rebeldía y Desobediencia extrema, alguien que se ha salido del camino, una perversión de la verdad, doblar la rectitud a una desobediencia deliberada.

9.- SIEMBRE BUENAS SEMILLAS  Y LE PRODUCIRAN UNA BUENA COSECHA.- Dé a Dios lo mejor y siembre sus mejores semillas en la parcela de Dios no en la del satanas.
A.   SIEMBRA EN LA PALABRA DE DIOS. Has alianza con el Señor, apoya la obra evangelística en la iglesia y siembra la palabra: Siembra amor y buenas acciones. El señor dice: “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”.  (Sal. 124:5-6)

B. SEA GENEROS@ A muchos no les agrada hablar de este tema pero es muy importante. De Dios sus diezmos y ofredas de todo. De lo mejor, rebosantes y generosas. La biblia dice: “Honra a Jehovah con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos.  Así tus graneros estarán llenos con abundancia, y tus lagares rebosarán de vino nuevo”.   (Prov 3:9-10) Hemos venido hablando que toda semilla da fruto segun su género.

C.   SIEMBRA JUSTICIA.- Se justo en todo lo que hagas y digas y dale la gloria a Dios por todo. La palabra del señor dice en proverbios: “Mas el que siembra justicia tendrá galardón firme. Como la justicia conduce a la vida, Así el que sigue el mal lo hace para su muerte. Abominación son a Jehová los perversos de corazón; Mas los perfectos de camino le son agradables”.

ISAIAS 3:10 dice:  “Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos”

“Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia”. (Oseas 10:12)

D.   SIEMBRA EN LA CASA DE DIOS.-

    Siembra en ti, en tu familia y en la iglesia. El Señor dice:

  “Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.  Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa”  (.Hageo 1:6-9)

A lo primero que el Señor nos manda es a meditar sobre nuestros caminos, ¿esta destruido y abandonado el altar del Señor en tu corazón?, ¿existe apatia e indiferencia por las cosas de Dios? ¿Te sientes triste, desalentado y sin fuerzas para seguir? ¿no crees que es tiempo de restaurar el altar en tu vida? de que subas al monte de la oracion y traigas madera para el clamor y reedifique de nuevo tu vida espiritual?   a

E.   SIEMBRA SABIDURIA, EN RELACIONES SANAS Y DURADERAS.
    Hay muchos problemas en las iglesias porque muchos no han sembrado buena semilla. Los pleitos los celos y las contiendas han desgastado a muchos. Pero la palabra del señor dice: Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz”. (Santiago 3:13-18)
9.- SIEMBRE EN BUENA TIERRA Y NO COMA TODA SU COSECHA.-
Ningún granjero escogería sembrar su semilla en un surco sucio o en una carretera de cemento, cuando él ha tenido una porción de tierra con suelo fértil en la cual sembrar "y el que da  semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia"  (2 Corintios 9:10)
Por lo tanto Dios pone la semilla en nuestras manos por dos razones: (semillas de paz, amor, misericordia,  fe, justicia, reconciliacion, economicas etc)
1) Para tener pan para comer, es decir para las necesidades diarias.
2) Semilla para sembrar, lo que significa para invertir en  su Reino. Si eligiésemos comer todas nuestras semillas, no dejaríamos nada para sembrar y así tener futuras cosechas,
cuando usted cosecha financieramente asegúrese de diezmar sin demora. 
Óseas 4: 6 dice: "Mi pueblo es destruido porque carece de conocimiento.
(muchos nos quedamos con la idea de que el pueblo fue destruido porque no tuvo la oportunidad de tener el conocimiento para salvarse, pero no fue asi, el texto continúa diciendo):
Porque Tú has rechazado el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque te has olvidado de la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos”.  DIOS TE BENDIGA