LA CARPINTERÍA COMO LA IGLESIA

LA CARPINTERÍA COMO LA IGLESIA









Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.


El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.


El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida como si fuera el único perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:

"Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad.

Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

En esta historia podemos identificar claramente a los personajes y elementos que se representan en la misma: La carpintería: La iglesia, Las herramientas: nosotros, los creyentes, El carpintero: Nuestro Señor.

Así como las herramientas los cristianos debemos unirnos para el trabajo de la obra de Dios.


(Salmos 115:1 RVR1960):"No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad".


No valoramos la importancia de trabajar juntos, de hacer equipo pues, como está escrito: Eclesiastés 4:9-10 (RVR1960):"Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !!ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante". Y nos centramos en nosotros mismos dando lugar a la soberbia y la vanidad con las que vienen las disputas, las envidias, las peleas, las divisiones. Por eso, atendamos al consejo de la bendita Palabra de Dios que nos manda que seamos humildes y amables; que tengamos paciencia y nos soportemos (nos ayudemos con nuestras cargas, nos sostengamos), unos a otros con amor; procurando mantener la unidad que proviene del Espíritu Santo (Efesios 4:1-3 (RVR1960):"Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz"), teniendo presente que donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas (Santiago 3:16(RVR1960):"Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa"). También la Palabra de Dios nos manda que no hagamos nada por egoísmo o por vanagloria sino con actitud humilde, considerando cada uno de nosotros al otro como más importante (Filipenses 2:3(RVR1960):"Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo"), porque todos somos miembros de un mismo cuerpo, Su cuerpo.

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