NO JUZGUES

NO JUZGUES


En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó en una mesa. La mesera puso un vaso de agua enfrente de él.

-¿Cuánto cuesta un helado con chocolate y maní? -preguntó el niño.

-Cincuenta centavos -respondió la mujer.

El niño sacó la mano del bolsillo y examinó las monedas.

-¿Cuánto cuesta un helado solo? -volvió a preguntar. Algunas personas esperaban mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente.

-Veinticinco centavos ---dijo bruscamente.

El niño volvió a contar las monedas.

-Quiero el helado solo ---dijo.

La mesera le trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se retiró. El niño terminó el helado, pagó en la caja y salió.

 Cuando la mesera volvió a limpiar la mesa, le costó tragar saliva al ver que allí ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco centavos: su propina.

Santiago 4:12 (RVR1960)

12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?



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