Sientes que todo se pone en tu contra, se te van las ganas de orar, poco a poco vas perdiendo el sabor de ser cristiano y disfrutar de tu estatus como tal. Tu vida se vuelve monótona, pareciera que todo se vuelve una rutina y aquella relación que un día tuviste con Dios de a poco se fue apagando.
Y es que es triste cuando se llega a un momento en donde las cosas ya no tienen el mismo valor, cuando lo espiritual ya no capta tu atención y en donde lo secular te cautiva. Esos momentos en donde le estás dando más importancia a aquello que no edifica en lugar de a aquello que te edificaba.
Y es que aun el leño más encendido de la fogata al ser retirado de ella se apaga. Así mismo ocurre en la vida espiritual, por muy buen cristiano que fuiste, por muy buena relación con Dios que tuviste o por mucho que antes orabas o leías la Biblia, si poco a poco te vas retirando de esos buenos hábitos, tarde o temprano te apagaras.
Hay personas que dicen que ya no se sienten igual que antes, que declaran que ya no sienten lo mismo, que hace tiempo que no sienten la presencia de Dios o desde hace tiempo que no lloran en su presencia, pero yo les preguntaría a esas personas: ¿Qué tan cerca están del fuego cómo para seguir encendido?
La mayoría de nosotros nos quejamos de no sentir a Dios, pero no hacemos nada por acercarnos. Pareciera que llegamos a una cierta apatía hacia todo lo espiritual, es cómo querer sentir lo mismo habiendo dejado de hacer lo que antes hacíamos, queremos ver resultados iguales o mejores que antes, sin hacer lo que antes hacíamos.
Hoy quiero invitarte a reflexionar y a pensar qué fue lo que hizo que salieras de la fogata que te mantenía encendido. Hoy te invito a reflexionar con toda sinceridad y humildad en qué momento dejaste de practicar aquellos hábitos que hacían que tu vida espiritual estuviera firme. ¿Quieres ver iguales o mejores resultados de los que veías antes?, entonces comienza a hacer lo mismo o mejores cosas de las que hacías antes.
Alguien hasta este punto puede decir: “Yo ya no puedo regresar a lo que era antes”, yo te pregunto, ¿Antes de lo que eras antes pensaste que ibas a poder a hacer lo que llegaste a hacer?, todo comienza con la disposición de corazón que tengas, si realmente quieres, puedes, porque Dios siempre ha estado dispuesto a mantener una relación personal contigo, la pregunta es: ¿Tú realmente quieres mantener una relación personal con Dios?
Es hora de hacer a un lado todo aquello que me evita estar cerca de Dios, es hora de dejar aquellos hábitos que me están robando el tiempo que debería dedicar a Dios, es hora de disponer nuestro corazón para que Dios pueda hacer mejores cosas de las que ya antes hizo en nuestra vida.
Hoy te invito a comenzar de nuevo, a dedicar unos minutos para orar, a dedicar unos minutos para leer la Biblia, a volver a congregarte y hasta servir, puesto que entre más tiempo dedicas a las cosas de Dios, menos tiempo tendrás para pensar en las cosas que no te edifican.
¡Es hora de volver a lugar de donde nunca debimos de salir!, es hora de volver a la fogata de Dios que enciende nuestra pasión por Él y por las almas que todavía no se han alcanzado.
¡Busquemos a Dios con todo nuestro ser!
Apocalipsis 2:5 (RVR1960):
"Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido".
Jeremías 29:13 (RVR1960)
"y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón".
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