Nuestra permanencia en el mundo no es un hecho accidental, sino que obedece a propósitos eternos que Dios estableció de manera especial para con cada uno de nosotros.
Veamos lo que Dios le revela al profeta Jeremías:
Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.Jeremías 1:5
Aun desde antes de ser concebidos en el vientre de nuestras madres, Dios ya había preparado el tiempo y ellugar en donde habríamos de desenvolvernos; y es precisamente por eso que tu estás ahí, en ese lugar.
Qué triste y frustrante sería que llegáramos al final de nuestros días sobre la tierra, y no haber vivido para el propósito para el cual Dios nos trajo al mundo. No olvidemos que eso depende de nuestra decisión personal.
Tú eres libre para vivir de acuerdo a los propósitos de Dios, o para vivir de acuerdo a los tuyos.
Que esta reflexión sirva para encarrilarte y afianzarte en los propósitos que Dios desde toda la eternidad ha preparado para ti.
Veamos algunos puntos importantes.
¿QUE NECESITAMOS SABER Y HACER?
Es posible que muchas cosas ya sean de tu conocimiento, pero no está de más recordarlas y practicarlas:
Reconozcamos que somos indignos e incapaces ante Dios.
Todo lo bueno que tenemos o somos, no ha sido por nuestros méritos personales o capacidades, sino porque Dios quiere magnificarse desde nuestra condición humana. No tenemos nada de que jactarnos o vanagloriarnos delante de los demás. El apóstol Pablo cuando le escribió a los corintios les dijo:
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.1 Corintios 1:26-29
Pongámonos bajo las órdenes incondicionales de Dios.
El sabe donde, como y cuanto tiempo vamos a desempeñar nuestra misión en la tierra. Dejemos que sea él quien quite todos aquellos estorbos que impiden tal propósito, pero que también nos de todas las“herramientas” que necesitemos.
Así como el profeta Isaías digámosle:
Heme aquí, envíame a mí.Isaías 6:8
O como el apóstol Pablo:
Señor, ¿qué quieres que yo haga? Hechos 9:6
Apartémonos de todo aquello que impida nuestra comunión con Dios.
Hemos de desechar todo lo que nos impida reflejar una vida de santidad y justicia.
Dios quiere que reflejemos un testimonio intachable que se constituya en motivo para que otras personas le busquen.
Hay muchos textos en la Biblia que nos lo recuerdan. Veamos uno:
Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.1 Pedro 1:14-16
Mantengamos una relación constante con Dios por medio de la oración y la reflexión bíblica.
Que no pase ni un día en el que tengamos este valioso tiempo a solas con Dios; en el que tengamos ese diálogo que nos fortalecerá y animará en el arduo camino que nos resta.
Dos consejos directos de nuestro Señor Jesucristo:
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.Mateo 26:41
Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.Mateo 4:4
0 Participacion:
Publicar un comentario