¿Cuántas veces hemos pedido perdón a Dios sin tener la mínima sensación de arrepentimiento o por lo menos sin tener la mínima intención de no volver a hacer eso que le estamos pidiendo que nos perdone?
Cuando pecamos el Espíritu Santo nos redarguye y nos hace ver que lo que hicimos no era correcto, por lo que sentimos una sensación de culpa y dolor por haber hecho algo que no teníamos que hacer. Sin embargo he notado que con el transcurrir del tiempo esa sensación de culpa va desapareciendo y el dolor de pecar también disminuye, y todo porque nos vamos acostumbrando al pecado y nos vamos alejando de Dios.
Cuando no tenemos una comunión constante con Dios vamos perdiendo el interés por agradarlo y cuando el interés de agradar a Dios menguan no sentimos culpa o dolor por hacer el mal, al contrario, en parte lo disfrutamos y hasta lo planeamos para seguirlo haciendo.
Es triste cuando ya no sentimos culpa o dolor por pecar, pero es más triste aun cuando le pedimos perdón a Dios sin estar realmente arrepentidos. Y es que no vamos a negar que en muchas ocasiones simplemente pedimos perdón a Dios solo por hacerlo y no porque realmente estemos arrepentidos de lo que hicimos.
A veces nos encontramos delante de Dios diciéndole que nos perdone, pero con la mente puesta en nuestro siguiente objetivo para pecar, es decir, estamos pidiendo perdón a Dios, pero no tenemos la mínima intención de dejar de hacer eso por lo que le estamos pidiendo perdón.
Un ejemplo: Puedes estarle pidiendo perdón a Dios por haber estado con una mujer que no es tu novia o tú esposa, pero al mismo tiempo sabes que seguirás con ella, ¿Dónde está allí el arrepentimiento?, ¿Por qué pedir perdón por algo de lo cual no te arrepientes?, y con esto no digo que no tienes que pedir perdón, sino que lo que quiero recalcar es: ¿En qué momento dejaste de ser sensible a Dios?, ¿En qué momento te dejo de importar agradar a Dios?, ¿En qué momento dejaste de arrepentirte de lo malo que haces?, es triste cuando pedimos perdón sin estar arrepentidos, es como decir una palabras solo por decir.
Personalmente considero que cuando una persona pide perdón a Dios sin estar arrepentido de sus actos nada cambiará. Es decir, volverá a hacer lo mismo nuevamente. Y es que el arrepentimiento es la clave para alcanzar el perdón. Sin arrepentimiento es difícil encontrar el perdón.
No nos engañemos Dios no puede ser burlado, dice la Biblia (Gálatas 6:7). ¿Tú crees que engañas a Dios cuando vas y pides perdón sin estar arrepentido?, ¿Cuántas veces hemos creído que Dios nos creyó esa confesión de pecado y ese falso arrepentimiento?, y es que cuando pedimos perdón sin estar arrepentidos todo es FALSO. Dios no se traga nuestras mentiras, a Dios no lo podemos engañar, por mucho que queramos llorar delante de él pidiendo perdón, si dentro de nuestro ser no existe arrepentimiento genuino, entonces volveremos a hacer lo mismo.
¿Cómo convencer a Dios que realmente estás arrepentido y que tus palabras para alcanzar perdón son ciertas?, cuando nuestras palabras van acompañada de acciones, cuando tenemos la verdadera intención y determinación de hacer un alto a la mal vida que llevamos y comenzar a dejar todas aquellas cosas que nos son tropiezo. Cuando estas decidido completamente a comenzar de nuevo, dejas de frecuentar esos lugares de perdición, dejas de ver esos programas que te enferman la mente, dejas de verte con esa persona que te es una tentación, dejas de hacer esa clase de negocios con los que deshonrabas a Dios, dejas de hablar inadecuadamente y comienzas a hacer todo solo por el hecho de agradar a Dios.
Cuando nuestras palabras van acompañadas de verdaderas acciones entonces allí y solo allí puede darse el inicio de la verdadera restauración, porque una verdadera restauración comienza con un verdadero arrepentimiento genuino que nace de nuestro deseo de querer agradar a Dios.
Hoy te invito a comenzar a accionar y no solo hablar. Hoy te invito a pedirle a Dios que te de la determinación, el dominio propio y la voluntad de comenzar a agradarlo en TODO. Comienza por dejar aquellas cosas que sabes que desagradan a Dios, por mucho que creas que no podrás, SÍ PUEDES, porque con Dios TODO lo puedes.
Hoy te invito a doblar tus rodillas en el lugar que consideres oportuno y que de tu boca salgan palabras genuinas, que las palabras que de tu boca salgan para pedirle perdón a Dios sean el producto de una vida genuinamente arrepentida de su mal caminar y que cada una de esas palabras que de tu boca salgan sean el inicio de una verdadera restauración que Dios hará en tu vida, porque Dios observará tu corazón, verá tu genuino arrepentimiento y te levantará más alto de lo que tú mismo pensaste merecer. Porque Dios no puede negarse a un corazón contrito y humillado.
Salmos 51:17(RVR1960):
"Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios".
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