Proverbios 18:24:“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano”.
Luis avanzó con pesadez hacia la parada del autobús. Hacia solo tres días que habían comenzado las clases, y ya estaba harto de la escuela. Miro hacia la esquina y vio que se acercaba el autobús. La puerta se cerro tras él cuando subió. Luis se alegro de encontrar un asiento vacío en la parte de adelante. Jaimito, su mejor amigo desde el primer grado, por lo general le gustaba un lugar, pero se había mudado unas semanas antes del comienzo de las clases. Luis recordó con una sonrisa el día del año pasado en que había subido al autobús con dos sapos. Jaimito había mirado la lata, curioso y del susto la había dejado caer. Las niñas gritaban, subidas en los asientos mientras Luis y Jaimito intentaban recuperar los sapos que saltaban por el pasillo.
- Oye, ¿Puedo sentarme aquí?
- Si, no hay problema – dijo Luis en el recuerdo del día de los sapos no se había dado cuenta que el autobús estaba lleno ahora. Ya casi llegarían a la escuela.
- Me llamo Jorge – dijo un niño extendiendo la mano, y dándole un apretón fuerte y franco.
- Soy Luis, ¿Eres nuevo aquí? – contesto Luis
- Si – respondió Jorge.
El autobús se detuvo, Jorge se puso de pie y dijo.
- Pensé que me costaría hacer amigos en la escuela, pero cuando me presento, da resultado. Ya conocí a varios. Puedes almorzar con nosotros si quieres.
¡Vaya! Desde que Jaimito se mudo he estado orando para que Dios me diera un amigo. Jorge parece buen tipo, pensó Luis.
- Si, te veré a la hora del almuerzo – le dijo a Jorge cuando bajaron del autobús.
Jorge asintió.
Luis se dirigió hacia la escuela y llamo a los niños que había conocido la primavera anterior en la temporada de béisbol.
- ¡Marcos! ¡Kevin! ¡Hola! – y ellos le devolvieron el saludo.
¡Bien! Yo también puedo ser amigable. “Dios tu puedes ayudarme a hacer muchos amigos”. Oró Luis.
Recuerda:
Ora y pídele a Dios que te ayude a ser amigos de todos
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