Pueda que en algún momento de la vida cristiana te sientas en medio de un océano, solitario, sin encontrar la ruta a seguir para llegar a donde quisieras llegar. Hablo de esos momentos en los que por alguna razón no encuentras qué decisión tomar, en donde sabes que hay que tomar una decisión pero no encuentras la forma correcta de hacerlo.
Y es que hay momentos en la vida en donde nos sentimos por alguna razón desorientados, en donde quisiéramos que Dios nos hablara audiblemente y nos dirigiera, en donde nos gustaría que alguna señal nos mostrara la ruta a seguir, pero aunque quisiéramos que eso pasara, no pasa y pareciera que hemos sido puestos en espera.
Quizá hoy te encuentres en un momento de esos, en donde no sabes que ruta seguir, en donde te sientes confundido y no existe paz en tu corazón, ni la seguridad para tomar esa decisión.
En esos momentos en donde no hay paz, en donde todo parece confuso lo mejor es MANTENERTE EN ORACIÓN, la única forma de limpiar lo empañado del panorama es a través de la comunión con Dios. No hay otra forma, no hay otra clave, la única forma de tomar una decisión correcta es entregándole a Dios nuestros planes, nuestras ideas, todo, para que Él pueda guiarnos a tomar la mejor decisión.
Cuando Dios responde pone la paz que necesitas para tomar esa decisión. Cuando Dios responde pone en tu ser esa seguridad que necesitas para tomar la decisión que hay que tomar.
Hoy quiero invitarte a retomar tu comunión con Dios. Si por culpa de los problemas has dejado de orar, leer la Biblia, congregarte o servir, es hora de retomar el hábito perdido. ¿No te das cuenta que entre menos comunión con Dios eres presa fácil para que todo te salga mal?
Dejar de mantener comunión con Dios nunca te ayudará, al contrario, te llevará a un punto tal en donde te sentirás totalmente perdido, sin sentido y hasta abandonado. Pero cuando mantienes la comunión real con Dios, entonces puedes estar en medio de cualquier tormenta y sentirte protegido porque sentirás cómo Dios está a tu lado aun en los momentos más difíciles.
¡Vamos! Comienza a orar nuevamente, adora a Dios, cántale, exáltalo, háblale con un corazón sincero, ríndete en su presencia, pero sobre todo confía en lo que Él hará y en su guianza, porque si Él te guía entonces debes estar seguro que obtendrás excelentes resultados que bendecirán aun más tu vida.
¡Retoma tu comunión con Dios y obtendrás los resultados que esperas!
Salmos 42:5-8(RVR1960)
5 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.
6 Dios mío, mi alma está abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
8 Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.
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