A veces nos preocupamos más de la cuenta, somos tan buenos para pasar preocupados todo el tiempo que olvidamos que quien nos cuida es Dios y que si Él nos cuida no hay nada que temer.
Yo siempre me he preguntado: ¿Qué ganancia obtenemos preocupándonos por algo?, hablo de esos momentos en donde hasta nos enfermamos porque no le encontramos como solucionar el problema que se nos ha presentado. Si la solución a los problemas fuera preocuparnos entonces creo que los resolviéramos pronto, pero la preocupación lo único que hace es terminar de bajarnos los animo provocado por el mal momento que estamos pasando.
Y es que tampoco hablo que todo nos tiene que dar igual o de tratar de ignorar el problema existente, no me refiero a eso, me refiero a la forma en cómo estamos reaccionando frente a los problemas que se nos presentan.
¿Cómo estas reaccionando a los problemas?, ¿Preocupándote al máximo sin tener forma de cómo solucionarlo?, ¿Enfermándote porque sabes que no puedes hacer nada para solucionarlo?, ¿Llorando día y noche?, la solución no se encuentra en las reacciones negativas que tengamos frente al problema, la solución realmente se encuentra en Dios quien es Soberano y capaz de hacer lo inimaginable.
La Biblia dice:
Salmos 121:7-8(RVR1960):"Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre".
Ahora bien, si la Biblia que es la Palabra de Dios me dice que Dios es quien me protegerá y me pondrá a salvo de todo los peligros, ¿Por qué sigo afanado en preocuparme?, ¿Por qué insisto en perder la calma?
Es hora de comenzar a creer y a depender de Dios, es hora de hacer de la presencia de Dios nuestro refugio. No permitamos que la preocupación nos lleve al desierto, al contrario hagamos que el problema lo único que provoque sea que nos acerquemos más a Dios.
Cuando confiamos en Dios no hay nada que temer, porque tu confianza en Dios es la garantía de que al final todo saldrá bien y que Dios hará algo maravilloso, porque Él jamás defrauda la confianza que en Él ponen.
¡Arriba ese ánimo!, ¡Confía en Dios y descansa esperando su respuesta!, que la gente al verte en medio de ese problema se sorprenda al ver la paz que mantienes y que al preguntarte del porque tu tranquilidad tú puedas decirle con toda convicción:
“Yo confío en Dios, porque el prometió protegerme y ponerme a salvo de todos los peligros”
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