EL RICO Y LAZARO

EL RICO Y LAZARO




   La historia del Rico y Lázaro, es una de las historias mas tergiversada de las Escrituras.  Es utilizada para apoyar, no sólo la doctrina de la inmortalidad del alma, de que los muertos no están muertos y que pueden comunicarse con los vivos, de que recibimos nuestra recompensa al instante de morir; sino también, de que hay un infierno eterno donde las almas de los penitentes está sufriendo eternamente.

  Esta historia se encuentra registrada en el libro de Lucas y el capitulo dieciséis.

  Esta historia es una parábola.  Una parábola, es una narración cuyo principal propósito es enseñar una verdad; pero que literariamente hablando es una alegoría o sucesión de metáforas.  Muchas de las parábolas de Cristo fueron tan breves que pueden considerarse como metáforas o proverbios.  Una parábola es en los Evangelios una narración “colocada al lado de” cierta verdad espiritual con el fin de hacer una “comparación”.  Las parábolas de nuestro Señor se basaban, por lo general, en hechos comunes de la vida diaria familiar de sus oyentes, y con frecuencia se trataba de hechos específicos que acababan de ocurrir, o de algo que los oyentes podían ver en ese momento.

La narración era simple y breve, y por lo genera su conclusión era tan obvia que no admitía confusiones (Mateo 21:40-41); y se colocaba paralelamente la verdad espiritual con el propósito de ilustrar a ésta. La parábola se convertía así en un puente por el cual los oyentes podían ser conducidos hacia la comprensión y apreciación de esa verdad.  La narración comenzaba al nivel de los oyentes, y Jesús dirigía los pensamientos hacia donde él quería valiéndose de un medio agradable y familiar.  Era una ventana a través de la cual el alma podía contemplar perspectivas de una verdad celestial.

   Por medio de parábolas Jesús (1) despertaba el interés , la atención y las preguntas; (2) enseñaba verdades desagradables sin despertar prejuicios; (3) eludía a los espías que lo perseguían implacablemente; (4) creaba en la mente de sus oyentes impresiones duraderas que se renovarían e intensificarían cuando viera nuevamente las escenas presentadas en la parábola o pensaran en ellas; (5) convertía la naturaleza en un instrumento para conocer a Dios.  Las parábolas revelaban la verdad a los que querían recibirla, y, a veces, la ocultaba a otros.

   Según muchas iglesias, ésta no es una parábola, sino una historia real; y para demostrar esto, se basan en varios argumentos:

1.      Las parábolas de Jesús, siempre comienzan con una comparación, por ejemplo:

“Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y a qué le compararé?” (Luc.13:18). O con la expresión: “Y dijo esta parábola:” (Luc.13:6)

Pero, la historia del Rico y Lázaro, no comienza de esta forma, por eso, debe de ser real;  porque la parábola empieza: “Había un hombre rico….” (Luc.16:19)

    Pero, creer que esto fue una historia real, por el hecho de que no comienza de cierta forma, nos presenta un gran problema.  En el capitulo 15, en la primera parte, hay dos historias, que comienzan de la misma manera que la parábola del Rico y Lázaro, y claramente éstas son parábolas.  Notemos:

  “Y dijo: Un hombre tenía dos hijos….” (Luc.15:11); esta es la parábola del Hijo Prodigo, la cual, todas las iglesias concuerdan que es una parábola, y sin embargo, no comienza diciendo “¿A qué compararé el reino de Dios? o “les dijo una parábola”.

El otro ejemplo lo estemos en Luc.16:1 “Y dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico….”.  Notemos que también esta parábola comienza de una forma diferente.

   Esto demuestra que el argumento de que la parábola del Rico y Lázaro es una historia real, porque no comienza con las frases en cuestión, no tiene validez bíblica.

2.      La parábola del Rico y Lázaro, es la única parábola que utiliza un nombre propio, lo cual, es una prueba de que es en realidad una historia real.  Este es el otro argumento que las iglesias usan para tratar de demostrar que esto no es una parábola; sino una historia real.

Es verdad que ésta es la única parábola que usa un nombre propio, el nombre de Lázaro, pero, hay una razón por la cual Jesús usó un nombre propio en esta parábola, y al final de nuestro estudio veremos el  porque.

   Esta parábola no fue inventada por Jesús.  Esta documentado históricamente, que los judíos en los tiempos de Jesús, tenían muchas parábolas, e inclusive Jesús utilizó muchas de ellas para enseñar lo contrario a lo que ellos creían, y la parábola del Rico y Lázaro es uno de estos casos.  Joaquín Jeremías, el mundialmente reconocido experto de las parábolas de Jesús, en su libro “Las Parábolas de Jesús” y las Págs. 183-185, establece que los judíos tenían una historia muy similar a la que aparece en Lucas 16.

Veamos un ejemplo de una de estas parábolas que los judíos tenían en los tiempos de Jesús; y que esta bien documentada históricamente y observemos como Jesús utiliza esta misma parábola para enseñar una lección muy diferente a la que los judíos creían.

   “¿A qué compararemos este asunto?  Es como un rey que contrató muchos obreros y junto a ellos se hallaba un obrero que había trabajado para el rey por muchos días.

Todos los obreros fueron a recibir sus salarios del día, y este obrero especial fue también. El rey le dijo a este obrero especial, yo te recompensaré mas a ti, los otros que han trabajado poco para mi, recibirán poca paga, pero tú una recompensa grande.”

   ¿Le parece esta historia familiar?  ¿A qué parábola de Jesús se asemeja ésta?

Esta parábola se asemeja bastante a la parábola de Jesús de los obreros y la viña, donde todos los obreros, aunque comienzan a trabajar a diferentes horas para el dueño de la viña, todos al final reciben la misma paga o recompensa.  Esta parábola de Jesús es muy similar a la de los fariseos pero el fin es muy diferente.

Los judíos interpretaban que los israelitas y los gentiles, fueron a buscar sus salarios delante de Dios, y que Dios les dice a los israelitas: mis hijos, yo los favoreceré mucho a ustedes, los demás pueblos han hecho muy poco por mí y recibirán poco; pero ustedes recibirán una recompensa grande.  Tanto se dice yo los favoreceré a ustedes. (Lev.26:9).

   Notemos que este es un fin lógico de la parábola, porque el que trabaja mas, y por mas tiempo, debe de recibir mas; pero, ¿cómo termina Jesús esta misma parábola?  Jesús les enseña que no importa que ellos hayan sido llamados primero, en el plan de Dios todos recibirán la misma recompensa, pues el pago no está basado en las obras; sino en la bondad y la gracia de Dios.  Jesús tomaba las parábolas de los judíos y les daba un giro de 180 grados, para enseñar la doctrina del plan de salvación.

   Hay varias razones por las cuales esta parábola no puede ser literal, no es un relato histórico real y por lo tanto, no puede tomarse como base para apoyar ninguna doctrina bíblica; ni mucho menos que los muertos pueden comunicarse con los vivos, o la doctrina del infierno eterno.

1.      En esta parábola se da la impresión de que el Rico se fue al infierno y Lázaro al seno de Abrahán, según la parábola ellos recibieron su recompensa cuando murieron, pero en toda la Biblia, vemos que el hombre recibe su recompensa en la segunda venida de Cristo Jesús.  Esta es la única excepción en toda la Biblia donde se menciona el fuego eterno cuando una persona muere, cuando la Biblia siempre relaciona el fuego eterno con el retorno de Cristo en su segunda venida:

Mat. 13:37-43: “Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del Hombre.  El campo es el mundo, la buena simiente son los hijos del reino, la cizaña son los hijos del malo; el enemigo que la sembró es el diablo, la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.  De manera que como es arrancada la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo.

Enviará el Hijo del Hombre sus ángeles, y juntaran de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad, y los echaran en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”



   Vemos claramente aquí, que el fuego esta relacionado con la segunda venida de Cristo, y que la “siega” o recompensa se dará cuando él venga.  Leamos también Mat. 25:31-31:

“Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentara sobre el trono de su gloria. Y serán reunidas delante de él todas las gentes; y los apartara los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.”  Es patente en estos versículos que la recompensa es cuando Cristo se siente en su trono; no cuando la persona muere.  Leamos ahora los versículos 41-46:

“Entonces dirá también a los que estarán a la izquierda:  Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recibisteis; desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuando te vimos hambriento, o sediento, o forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos pequeñitos, ni a mi lo hicisteis.  E irán estos al tormento eterno, y los justos a la vida eterna.”  Estos versículos enseñan que el fuego eterno se relaciona al final del mundo, cuando Cristo venga, y en el futuro, notemos que todos los verbos principales y descriptivos están en tiempo futuro.

Ahora bien, pudiéramos preguntar: ¿Cuándo son destruídos los impíos y dónde son quemados? Ap. 20:11-15: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyó la tierra y el cielo; y no fue hallado el lugar de ellos.  Y vi a los muertos, grandes y pequeños, que estaban ante Dios.  Y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es de la vida.  Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.

Y el mar dio los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fue hecho juicio de cada uno según sus obras.  Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego.  Esta es la muerte segunda."

Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego.”

Los impíos van a ser destruidos después que el Señor venga y serán destruidos en el lago de fuego; y aun la muerte también será destruida.

2.      según la parábola, cuando Lázaro muere es llevado al seno de Abrahán por los ángeles, pero hemos leído en Mateo, que los ángeles llevan a los hijos de Dios al cielo cuando Cristo venga, (Mat. 24:29-31); no nos llevan al seno de Abrahán.

Leamos 1Tes. 4:15-17: “Por lo cual, os decimos esto en palabra del Señor; que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos delanteros a los que durmieron.  Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitaran primero.  Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”

   ¿Por qué entonces dice la parábola que Lázaro fue llevado al seno de Abrahán?  Porque Jesús esta usando esto con sátira, con sarcasmo. Según Flavio Josefo en su libro “Historia de los Judíos”; nos dice que los judíos creían que el paraíso era un lugar intermedio entre el cielo y la tierra, donde Dios colocaba las almas de los buenos y los malos hasta que él decidiera mandarlos al cielo o al infierno, o sea que el paraíso tenia dos secciones; una sección de luz para los buenos, que se llama seno de Abrahán.  Creían que Abrahán daba la bienvenida a sus hijos (los judíos), en el paraíso en una forma muy parecida a la que ahora, a veces, se representa a Pedro recibiendo a los cristianos en la puerta del cielo.

Jesús utiliza el concepto que ellos tenían y al final de la parábola, él les enseña otro concepto diferente

3.      Notemos en la parábola que el Rico esta en el infierno con todo su cuerpo.

Luc.16:23-24: “Y en el infierno alzo sus ojos, estando en los tormentos, y vio a Abrahán de lejos, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces dijo: Padre Abrahán, ten misericordia de mi, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama”  Tenemos un problema aquí; cuando una persona muere, su cuerpo no va al infierno, va a la funeraria y después al cementerio.  Inclusive después de pasar años, su cuerpo se encuentra en el sepulcro, pero el Rico esta inmediatamente en el infierno con su cuerpo después de morir.  Quienes procuran hallar argumentos en esta parábola para probar la doctrina de la inmortalidad del alma, no pueden explicar por qué las almas tienen dedos, ojos, lengua.  El cuerpo de Lázaro también estaba en la tumba, inclusive también sus dedos.  Es increíble que un espíritu desencarnado tuviera dedos (que no debe tener), que los mojara en agua, luego tocara una lengua inexistente de otro espíritu desencarnado.  Evidentemente, Jesús estaba narrando algo imaginario, cuyo propósito era enseñar claramente una verdad específica en cuanto a la relación que existe entre esta vida y la futura, y que no tenía la intención de que sus palabras fueran tomadas en sentido literal.  El Rico, que sufre figuradamente en el infierno, aceptaría de buena gana el menor alivio de sus tormentos; anhela ahora una gota de agua fresca así como Lázaro, mientras ambos vivían, deseaba los residuos de la mesa del rico.

Si el rico tenia ojos (vers.23) y lengua de verdad (vers.24), y Lázaro tenia dedos (vers.24), habría entonces que afirmar que cuando mueren las personas, buenas o malas, reciben inmediatamente lo que merecen como seres reales, esto es, con todas las partes de su cuerpo.  Sin embargo la parábola misma enseña claramente que no reciben su recompensa inmediatamente después de morir, pues sus cuerpos estaban en la tumba, en donde no hay fuego.

Leamos Mat. 5:29-30: “Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti.  Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.  Y si tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala, y échala de ti.  Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”

¿Es en el momento de la muerte que el cuerpo es echado en el infierno?  No; es en una ocasión futura.

4.      Leamos otra vez Lucas 16:22-23; pero vamos a leerlo como lo interpretan las personas: “Y aconteció que murió el mendigo, y su alma fue llevada al cielo; y murió también el rico y fue sepultado.  Y en el infierno eterno su alma alzó los ojo, estando en los tormentos, y vio a Abrahán de lejos, y a Lázaro en su seno.”

¿No es así como lo interpretan la mayoría de las personas?  ¡Claro que si!

Le agregan que fue el alma de Lázaro, que el rico fue al infierno eterno, pero ¿por qué?; simplemente porque la mayoría de las personas ya tienen ideas preconcebidas acerca del infierno eterno y del alma inmortal.

No hay ningún texto en las Escrituras que indique que una persona en el cielo puede ver lo que sucede en el mundo, ni mucho menos en el infierno.

¿Podemos creer que el cielo fuera eternamente gozo y felicidad para una madre que tiene su hijo en el infierno quemándose eternamente; viéndolo ella todo el tiempo?  ¿Qué clase de paraíso es ese?  Tenemos que ser honestos y justos con la palabra de Dios; no agregarle cosas que no tiene.  Dejemos que ella nos enseñe sus verdades, no forcemos las Escrituras porque esto es pecado contra Dios.

5.      Los judíos, de acuerdo con Flavio Josefo creían que todos los judíos buenos iban a parar al seno de Abrahán, contrario a lo que Jesús enseñaba que iba a pasar con los justos en su segunda venida.  Pero aquí se presenta otro problema; ¿cuán grande es el seno de Abrahán para que todos los judíos buenos quepan en él?

Las iglesias dicen que el seno de Abrahán aquí es simbólico.  Que seno significa pertenencia, afecto, cercanía.  Pero esto es absurdo; enseñan que el fuego, Lázaro, el rico, todo esto es literal, pero que el seno de Abrahán es simbólico.

Esto es una contradicción, entonces toda esta historia tiene que ser simbólica. 

6.      Notemos Luc. 16:24-31: “Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abrahán, ten misericordia de mi, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.  Y dijole Abrahán: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.

Y además de todo esto, una grande sima esta entre nosotros y vosotros; los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.

Y dijo: Ruégote pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre; porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, porque no vengan a este lugar de tormento.  Y Abrahán le dice:  A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. 

El entonces dijo: No, padre Abrahán; mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se arrepentirán.  Mas Abrahán le dijo:  Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco ser persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.” 

¿Dónde quiere el rico que Abrahán envié a Lázaro?  Esta parábola es bien interesante, tantas verdades que el Señor Jesús enseña a través de ella.

El rico, quiere que Abrahán envié a Lázaro el muerto, a hablar con sus hermanos, lo que nos dice que el rico creía en la inmortalidad del alma.  El rico creía que hay comunicación entre los muertos y los vivos; doctrina que es una abominación a Dios y que es condenada rotundamente en la palabra de Dios: “No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo o su hija por el fuego, ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a pitón, ni mágico; ni quien pregunte a los muertos.  Porque es abominación a Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echó de delante de ti.” (Deut. 18:10-12).

“Y si os dijeren: Preguntad a los pitones y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a sus Dios? ¿Apelará por los vivos a los muertos? (Isa. 8:19).

El rico cree en una falsa doctrina, una doctrina que es contraria a lo que enseña la palabra de Dios; pero notemos que Abrahán le responde que ellos tienen a moisés y a los profetas; o sea ellos tienen la Biblia y es a ella que ellos deben de escuchar, no a los muertos.  Pero el rico sigue insistiendo, dice que sus hermanos se arrepentirán si un muerto les predica; insinúa que sus hermanos escucharan y creerán mas en un muerto que en la palabra de Dios.  ¡Que tragedia! 

El rico no acepta la decisión de Abrahán; insinúa que sabe más que Abrahán.  Es evidente que no había aceptado que el Antiguo Testamento era una evidencia convincente, y duda que sus cinco hermanos puedan aceptarla.  Los que dan poca importancia a los mensajes del AT harían bien en prestar atención a la suerte del rico de esta parábola, quien a pesar de haber tenido acceso a Moisés y a los profetas no había sacado de ellos ningún beneficio.  La evidencia adicional que el rico exigía, reflejaba los diversos pedidos de los escribas y los fariseos para que Jesús les mostrara una señal.  La vida, las enseñanzas y las obras de Jesús eran una evidencia convincente de su divinidad para todos aquellos que tuvieran motivos sinceros (Mat. 15:21; 16:1); pero el tipo de evidencia que Jesús les ofrecía no era el que ellos deseaban o buscaban.

Abrahán tenia el concepto claro; Abrahán ahora corrige al rico y le muestra su error: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.”  Notemos aquí que Abrahán no cree en la inmortalidad del alma, ni en que los muertos pueden hablar con los vivos; Abrahán cree en la resurrección de los muertos, porque los muertos se levantarán en la resurrección.  Tres veces en esta parábola llama el rico “Padre” a Abrahán; y una vez Abrahán  lo llama “Hijo”.  El rico profesaba que Abrahán era su “padre”; el rico se dirige a Abrahán como si fuera Dios; pero lo interesante es que tenía una doctrina diferente a la de Abrahán.

El rico creía en la inmortalidad del alma y Abrahán en la resurrección.

   ¿Por qué dio Jesús esta parábola?  Notemos la audiencia, las personas que escuchaban esta parábola: “Y oían también todas estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de él.” (Luc. 16:14; 15:2); los discípulos (16:1); los publícanos y los pecadores (15:1) y un gran publico (12:1; 14:25; 15:1) Recordemos que los judíos, según Flavio Josefo (quien nació en el año 37 de nuestra era), “Antigüedades de los Judíos, Cáp. 18, Pág. 1, párrafo 3”, nos dice: “Ellos creen que las almas tienen poder para sobrevivir la muerte y que hay recompensa y castigo debajo de la tierra para aquellos que han llevado vidas de virtud o de iniquidad.  El aprisionamiento eterno es la suerte de loas almas malas, las almas buenas reciben una entrada fácil a una vida nueva.”  Esto es exactamente lo que Jesús describe en la parábola del Rico y Lázaro.

   Jesús empieza esta parábola con la lección que ha presentado en la parábola de mayordomo infiel (Cáp. 16:1-12): que la manera como se usan las oportunidades en esta vida determinara el destino futuro.  Esta parábola había sido especialmente dirigida a los discípulos; pero en el vers. 9 Jesús se dirige a los fariseos presentes.  Estos, sin embargo, se negaron a aceptar las enseñanzas de Jesús acerca de la mayordomía y se burlaron de él (vers. 14).  Jesús entonces destacó que era posible que fueran honrados por los hombres, pero que Dios leía su corazón como un libro abierto.  Habían tenido suficiente luz, por mucho tiempo habían gozado de la enseñanza de la ley y de los profetas, y desde el ministerio de Juan la luz adicional del Evangelio les había sido dada.

   En los vers. 17-18 Jesús afirma que los principios expuestos en “la ley” son inmutables, puesto que Dios no cambia, y da un ejemplo de esta sublime verdad.  Y a continuación presenta la parábola del rico y Lázaro para mostrar que el destino se decide en esta vida de acuerdo al uso de los privilegios y oportunidades que se tengan.

Jesús estaba hablando a la gente de acuerdo con lo que ella conocía.  Muchos de los presentes, sin tener el menor apoyo del AT, habían llegado a creer en la doctrina de que los muertos están conscientes entre la muerte y la resurrección.  Esta falsa creencia, que no aparece en el AT (ni tampoco en el NT), impregnaba, en general, la literatura judía posterior al exilio, y como muchas otras creencias tradicionales se había convertido en parte del judaísmo en el tiempo de Jesús.  En esta parábola Jesús sencillamente se valió de una creencia popular para presentar con claridad una importante lección que deseaba inculcar en sus oyentes. 

También debe señalarse que en la parábola anterior (la del mayordomo infiel; (Luc.16:1-12); Jesús ni había aprobado ni condenado la mala acción del mayordomo, aunque su conducta fue el punto central del relato.

  Hemos establecido que en la parábola no aparecen las palabras alma inmortal, fuego eterno; y por lo tanto no apoya la idea de la inmortalidad del alma, del infierno eterno, o que cuando una persona muere va directo al cielo o al infierno; por el contrario, Jesús establece que tanto el rico como Lázaro al morir fueron cada uno a su destino con su cuerpo entero, establece sencillamente que el rico es recompensado en el fuego, no dice cuando fue, ni que tiempo durará allí.

Pero Jesús dice en el versículo 31: “Mas Abrahán le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.”; a través de Abrahán, les está enseñando la doctrina de la resurrección, usando para ello la propia historia de los judíos.

   ¿A quien representa el rico?  Al leer los versos 19-29, se deduce que el rico representa a los judíos, específicamente a los fariseos.  El hombre rico está vestido de púrpura y lino, como se vestían los fariseos; el rico llamaba a Abrahán “padre”, y los judíos, especialmente los fariseos llamaban “padre” a Abrahán: “Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abrahán.  Diceles Jesús: Si fuerais hijos de Abrahán, las obras de Abrahán haríais.” (Ju. 8:39).  Los judíos lo tenían todo: La Ley, el Templo, Moisés, los profetas, el Sacerdocio, todo, eran ricos.

   ¿A quien representa Lázaro?  Lázaro representa a los gentiles, que no tenían la ley, ni los escritos de Moisés, ni a los profetas, ni el templo, etc.

Los judíos desdeñaban a los gentiles, pensaban que ellos estaban destituidos de la gracia de Dios y los llamaban con epítetos despectivos: perros, cerdos, piedras, etc.

“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen.” (Mat. 7:6); “El respondiendo dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.  Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: Señor, socórreme!  Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.  Y ella dijo: Sí Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.  Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres.  Y su hija fue sanada desde aquella hora.” (Mat. 15:21-28). Fijémonos aquí, que Jesús le llama cerda y perra a esta mujer.  Al estudiar el contexto de estos versículos se entiende que Jesús se desvió de su camino exclusivamente para encontrarse con esta mujer.  Al principio no le presta atención y luego parece que la insulta pero esto él lo hace para probar la fe de los discípulos y enseñarles que Dios no hace acepción de personas, pues los mismos discípulos hubieran tratado a esta mujer de peor forma ya que ella no era judía, y Jesús usa los epítetos que ellos le atribuían a los gentiles.

   “Y no penséis decir dentro de vosotros mismos; A Abrahán tenemos por padre; porque  yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abrahán aun de estas piedras.  Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.” (Mat. 3:9-10).  No pensemos que Jesús se estaba refiriendo a piedras literales, si fuera así la enseñanza no tendría base alguna.  Jesus se estaba refiriendo a los gentiles.

Los judíos que escuchaban esta parábola, al igual que el hombre rico se decían ser hijos de Abrahán y que los gentiles eran mas bajos que ellos, pero notemos en la parábola que aparte de Jesús enseñarles la doctrina bíblica de la resurrección, también le enseña que es el que hace la voluntad de Dios el que heredará el reino de Dios.

Lázaro termina donde los judíos y el hombre rico pensaban que el rico iría; al seno de Abrahán; y el rico termina donde los judíos pensaban que iba a terminar Lázaro.

   “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentaron con Abrahán e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos de reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (Mat. 8:11-12).

Estos versículos son muy significativos, Jesús les dice a  aquí sus oyentes, que se consideraban la mayoría de ellos hijos de Abrahán, que muchos de todo el mundo se sentarán con los patriarcas “en el reino de los cielos” no en el seno de Abrahán.

   Ahora bien, recordemos que ésta es la única parábola que emplea un nombre propio “Lázaro”, y volvamos a leer el versículo 31 “Mas Abraham les dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.”

¿De qué ellos no se van a persuadir aunque uno de los muertos se levantare?

   ¡De que Jesús es el Mesías!

Pocas semanas después de Jesús decir esta parábola, Jesús resucita a un hombre llamado Lázaro. ¡ Increíble!  Jesús quería conectar esta parábola con la resurrección de Lázaro, y esta es la razón por la cual Jesús usa un nombre propio en esta parábola.

   “Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!  Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.  Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.  Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a Maria, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.

Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron al concilio, y dijeron: ¿Qué haremos?  Porque este hombre hace muchas señales.  Si le dejamos así, todos creerán en él y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.  Entonces Caifás, uno de ellos , sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.  Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación.”(Ju. 11:43-51)

   ¡Qué maravillosa es la Palabra de Dios! Cuando estudiamos la Santa Biblia con el deseo de aprender la voluntad de Dios; ésta se nos abre y nos regala sus santos tesoros.

   Esta parábola no sólo es una enseñanza de Jesús acerca del verdadero estado de los muertos al morir y de la doctrina bíblica de la resurrección de los muertos; sino también una profecía de cómo los dirigentes religiosos iban a reaccionar frente a Jesús.

Lázaro fue levantado de los muertos, fue y predicó a los cinco hermanos del hombre rico, ya que aparte de los fariseos (representados por el hombre rico en la parábola), en los tiempos de Jesús habían cinco diferentes sectas judías: Esenios, Escribas, Herodianos, Saduceos y Zelotes.  Todas eran judías pero tenían doctrinas y creencias diferentes; todas se odiaban, pero lo más interesante es que todas las sectas y sus líderes religiosos se unieron para matar a Jesús.  Como decíamos anteriormente, Lázaro fue y le predicó a los cinco hermanos del hombre rico, y como lo profetizó Jesús en esta parábola: “Tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.”

   Por el contrario, la resurrección de Lázaro marca el destino de Jesús, porque no solamente no se persuaden de que Jesús es el Mesías, sino también que lo condenan a muerte e inclusive al mismo Lázaro también: “Gran multitud de los judíos supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro.  Porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.” (Ju. 12:9-11)

   "Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y la muerte no será más. Y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas son pasadas. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nueva todas las cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas." (Ap. 21:4-5).

    ¡Que versículos mas conmovedores!  La Santa Biblia nos dice que al final nuestro Dios eliminará el sufrimiento para siempre, que ya no habrá mas dolor ni tristeza ni llanto.  porque nuestro Creador hará nuevas "todas" las cosas. Sin embargo, los que toman esta parábola para torcerla y enseñar que hay un infierno eterno, colocan a Dios como mentiroso.  Si tomamos como literal esta parábola, entonces no sólo existe un "infierno eterno", sino también que los salvados podrán ver a los perdidos quemándose en el fuego. Entonce Dios "miente" al decir que no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque en el infierno siempre habrá llanto, clamor y dolor.

   Si esto fuera así inclusive en el cielo, entre los redimidos y salvos habría dolor.  Imaginemos a una madre en el cielo, disfrutando de la presencia de Dios. Pero su hijo, está en el "infierno eterno", quemándose día y noche, sin descanso ni paz; y ella mira desde el cielo y ve a su hijo en "llamas eternas" sufriendo; ¿podrá ella tener gozo en el cielo?  ¿irá ella al Santuario Celestial y adorar y decir que Dios es amor?  La Biblia nos enseña que el pecado será eliminado para siempre, y que no se levantará más; pero si hay un "infierno eterno", donde los pecadores se están quemando "eternamente" sin morir, entonces el pecado existirá eternamente.

   Hablando de Satanás las Escrituras nos dicen que él será destruído para siempre: "Con la multitud de tus maldades, y con la iniquidad de tu contratación ensuciaste tu santuario; yo pues saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y púsete en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos, se maravillarán sobre ti. En espanto serás, y para siempre dejarás de ser." (Ez. 28:18-18).

   "Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno ; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, el cual no les dejará ni raíz ni rama." (Mal. 4:1-2).

   Dios destruirá para siempre al originador del pecado: Satanas; y a todos los pecadores y hasta las obras de sus manos.  Entonces el pecado para siempre jamás se levantará, y en verdad ya no habrá más llanto ni dolor.

   Esta parábola enseña verdades eternas, verdades importantes no sólo acerca de la doctrina de la resurrección y de que nuestro destino eterno se decide en esta vida; también nos enseña que Jesús tuvo que luchar en contra de falsas doctrinas en su tiempo, que no estaban de acuerdo con las Santas Escrituras. Nos enseña de que al igual que hoy, en los tiempos de Jesús habían muchas religiones con doctrinas muy diferentes y que sus miembros se odiaban los unos a los otros, pero todos decían que eran judíos y que eran el verdadero pueblo de Dios.  Al igual que hoy, hay muchas religiones, todas con diferentes doctrinas, profesando ser cristianas y  ser la verdadera iglesia de Dios.  Pero hoy también  Jesús nos dice al igual que a los judios que tenemos que escuchar a  “Moisés y a los Profetas” o sea la Santa Biblia, ella y sólo ella.  En esta parábola la Biblia nos enseña verdades muy diferentes a lo que enseñan los dirigentes religiosos modernos.



EL RICO Y LÁZARO 





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