MIDA EL ALCANCE DE SUS ACCIONES

Se creyó unos de los tantos superhéroes de los que veía en la niñez, sentado con avidez frente a la pantalla del televisor. No de otra manera se explica que detuviera la motocicleta cuando paso junto a un conjunto de pandilleros que comenzaron a chiflarlo.

“Lo más sensato fue haber seguido su camino”, comento el tendero de la esquina que no perdió detalle del enfrentamiento. El hombre no solo freno el vehículo sino que, una vez se repuso del movimiento brusco, se acercó al grupo de jóvenes  que seguían riendo a carcajadas.

¿Se ríen de mí? – pregunto con acento retador en su voz. Arrugada el ceño y, los puños crispados, evidenciaban su ánimo pendenciero. Su orgullo había sido herido desde el instante en que lo convirtieron en blanco de los improperios.

¿Y de quien más, hombre; no veo a nadie por aquí con quien pudiera confundirte? – le respondió al que identifico como cabeza del grupo. Los  demás estaban expectantes.

Sin mediar una palabra más se abalanzo sobre ellos. A partir de ese instante, como en una película que de un momento a otro desencadena la acción, llovieron los golpes hasta que cayó al suelo.

Los médicos no pudieron salvarle la vida. Múltiples fracturas en todo el cuerpo acabaron con su existencia.

Toda dificultad que enfrentamos en la vida, tiene dos finales. Uno el que se deriva de obrar con prudencia, midiendo cuidadosamente el alcance de nuestras acciones. Otro, el final producto de actuar sin pensar, movidos por la ira.

¿Obra usted así? ¿Se ha preguntado cuantas veces pudo evitarse problemas si tanto solo hubiese guardado prudencia?

En la Biblia leemos que: 

Proverbios 13:15-16(RVR1960):"El buen entendimiento da gracia;Mas el camino de los transgresores es duro.Todo hombre prudente procede con sabiduría;Mas el necio manifestará necedad".

El creyente está llamado a guardar  la calma. Así  las provocaciones estén más allá de nuestras fuerzas, podemos hacerlo. La fortaleza para vencer proviene del Señor Jesucristo. 

Él nos guía, orienta y concede la capacidad para que nuestras actuaciones estén gobernadas bajo la sensatez.