A veces cometemos el error de creer que hay personas tan buenas y con sentimientos tan nobles que jamás te harían un daño. Depositas tu confianza equivocadamente en esas personas, piensas que son parte de tu vida y de pronto te das cuenta que todo era una farsa, una mentira y aquella persona que tenias como una excelente persona, ahora se ha convertido en tu peor pesadilla.
Y es que nosotros cometemos errores aun a sabiendas que no tenemos que cometerlos, por ejemplo, todos hemos leído el siguiente pasaje en la Biblia:Jeremías 17:5 (RVR1960):"Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová".
Es duro leer ese pasaje, pero es más duro saber que a veces nosotros depositamos más nuestra confianza en un hombre, que en las promesas de Dios para nuestra vida.
Pueda que en los últimos días alguien a quien tú querías mucho y en quien confiabas te defraudo; aquella persona de quien tu nunca creíste que te haría un mal, te fallo y ahora tienes dentro de ti un sentimiento horrible de saber que alguien que siempre te demostró sinceridad, fidelidad y apoyo, simplemente te fallo y no era la persona que tu habías idealizado.
Y es que cada uno de nosotros debemos de tener conciencia que no importando cuanta confianza y sinceridad nos demuestre una persona, tarde o temprano nos fallara, como imperfecto que es cometerá algún error del cual nos sentiremos defraudados.
En esos momentos tenemos que tratar de llevar todos esos sentimientos encontrados al ámbito espiritual y reflexionar en el amor de Dios, en su Misericordia, en su Gracia derramada sobre nuestra vida y sobre todo en su Perdón incomparable.
Si nosotros lejos de ver a una persona como perfecta e incapaz de fallarnos, las vemos como personas propensas a fallarnos, todo cambiaria, si cada uno de nosotros tuviéramos un corazón perdonador, lejos de acusar y de defraudarnos, podríamos dar la mano al que nos fallo y decirle: “No importa, te comprendo, acá no ha pasado nada”.
Hablo de esas relaciones de amistad que muchas veces tenemos en donde confiamos plenamente en aquel amigo o amiga y pensamos que jamás nos fallara. Si ese amigo o amiga te falla, no puedes acusarlo, porque al igual que él, tú también eres imperfecto y a pesar que quizá tu no le fallaste a él o a ella, también estabas propenso a hacerlo. Lastimosamente fue tú amigo o amiga la que fallo y no tú, pero eso no es motivo para no perdonar y dar una nueva oportunidad.
Jesús nos enseño como debíamos perdonar aquellos que nos han fallado; en una ocasión Pedro le pregunto: “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” Mateo 18:21-22 (RVR1960).
Dios como un experto en perdonar, también quiere que cada uno de nosotros podamos perdonar a aquellos que nos fallan, El anhela que nuestro corazón pueda estar limpio, que no pueda haber rencor, odio o cualquier sentimiento negativo que pueda evitarnos avanzar en la vida cristiana.
Por esa razón este día quiero motivarte en primer lugar a perdonar a aquellos que te han fallado, si hay alguna persona en la que confiabas y en la que nunca creíste que te fallaría, pero aun así, lo hizo, debes perdonar a esa persona y sobre todo aprender a que no puedes depositar tu total confianza en una persona, porque nosotros los humanos somos imperfectos y se nos hace muy fácil fallar, por tal razón debes estar consciente que tus amigos, por muy buen amigo tuyo que sea, puede fallarte, aun cuando no lo quiera hacer, su naturaleza es esa y tú también puedes fallarle en cualquier momento.
Confiemos solamente en Dios, pues si tu depositas tu confianza total en El, jamás te defraudara, El es una Amigo Fiel para nosotros y su Fidelidad es Incomparable.
La Biblia dice:
2 Timoteo 2:13 (RVR1960)
:"Si fuéremos infieles, él permanece fiel;El no puede negarse a sí mismo".
Si bien es cierto tus amigos o tus seres queridos te fallaran, aun con todo esto Dios jamás lo hará, por lo tanto descansa en sus brazos, apóyate en El, porque El siempre estará allí para levantarte de cualquier situación.
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