A veces estamos tan afanados en lo que queremos o en lo que esperamos que Dios haga en nuestra vida que olvidamos para lo que fuimos comisionados.
Jesús nos dejo una comisión, él nos dijo:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
Mateo 28:19-20 (RVR1960)
¿No les parece que a veces somos un tanto egoístas?, pensamos solo en nosotros, en resolver los problemas que estamos enfrentando, en reclamar y a veces has exigir a Dios que nos ayude, pero se nos olvida que más allá de lo que nosotros queremos para nuestra vida(que por lo general es no pasar ninguna clase de problemas) hay una comisión que cumplir.
Hay que ser sinceros, todos queremos que Dios resuelva nuestros problemas, todos queremos no pasar por enfermedades, escases u otra situación que nos robe la paz. Pero si esperamos a que todo este bien en nuestra vida para entonces llevar a cabo la gran comisión que Cristo nos encomendó, considero que nunca la vamos a llevar acabo.
Hoy quiero invitarte a que por un momento recuerdes que fuiste llamado para llevar las buenas noticias, para hablarle a otros de Cristo, no para mostrar un camino de rosas, sino para invitar a la gente a tomar su cruz y seguir a Jesús cada día.
¿Cuándo fue la ultima vez que directamente le hablaste a alguien de Cristo?, ¿Cuándo fue la ultima vez que le dijiste a alguien necesitado que Cristo puede saciar esa sed espiritual que tiene?, queremos que Dios haga muchas cosas en nuestra vida, pero nosotros no estamos haciendo nada para transmitir la salvación a otros que realmente la necesitan.
Dios hace muy bien su trabajo y en su tiempo nos dará las respuestas que necesitamos, ahora la pregunta es: ¿Nosotros estaremos haciendo muy bien el trabajo que Él nos encomendó?
Reflexionemos en eso y antes de seguir pidiendo y pidiendo, veamos si nosotros estamos haciendo y dando lo que nos corresponde para Dios.
¡Vamos y hablemos a otros de Cristo!
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