En ocasiones hemos percibido que por más esfuerzo que hacemos por volver al mismo “nivel” que un día tuvimos hablándolo en sentido espiritual, simplemente no podemos o fallamos en nuestro intento.
Quizá en algún momento de tu vida consideraste que el nivel espiritual que tenías era el perfecto, pero por diferentes situaciones o circunstancias que te ha tocado vivir sientes que ya no eres el mismo, quisieras volver a ser el de antes, pero por alguna razón aunque intentas sientes que no lo logras.
Y es que el evaluar distintos episodios de nuestra vida nos lleva muchas veces a comparar y darnos cuenta que en algún momento perdimos quizá aquel deseo de agradar a Dios a totalidad, o aquel deseo de servirle con todas nuestras fuerzas.
Conozco muchas personas que un día tuvieron sueños muy hermosos en el Señor, pero que con el transcurrir de los años se fueron olvidando de ellos o el mismo hecho de descuidarse espiritualmente les hizo creer que aquellos sueños que un día tuvieron no se lograrían nunca.
Yo también he sentido en algún momento de mi vida que ya no soy el mismo, he sentido como poco a poco algunas cosas que ya no hacia las he vuelto a hacer, he sentido como el fallarle a Dios ya no me dio tanto dolor como en un inicio y hasta he experimentado lo que se siente acomodarse a los errores que constantemente tenemos sin el menor deseo de superarlos.
¡Es horrible!, saber muchas veces que no nos dimos cuenta en qué momento de nuestra vida dejamos de ser aquellos que un día fuimos y que nos gustaba ser. Es muy duro evaluar y darnos cuenta que muchas veces no somos ni la sombra de lo que un día fuimos o lo que un dijimos que queríamos ser.
Ahora bien, ¿Es tu caso?, ¿Sientes que ya no eres el mismo?, ¿Sientes que aunque intentas mejorar en esto o en lo otro terminas siempre en el mismo lugar?, ¿Sientes que te has acomodado a una vida sin el menor deseo de hacer algo por ser mejor para el Señor?
Hoy quiero recordarte donde está tu identidad, tu eres un hijo de Dios, fuiste llamado no para acomodarte a una vida sin sentido, fuiste llamado no para dejar de sentir el deseo de agradar a Dios, fuiste llamado para conquistar y no ser conquistado, para ir delante a luchar no en tus fuerzas, sino en las del Señor.
¿Qué pasa contigo?, ¿Hasta cuándo te dejaras dominar por eso que ya muchas veces has podido vencer?, ¡No digas que no puedes!, porque tú mismo sabes que con DIOS de tu lado TODO lo puedes y has sido testigo de eso.
¡Levántate como ese guerrero que eres!, que no se te olvide que eres un guerrero de Dios, que las batallas perdidas no te hagan creer que dejaste de ser ese hombre luchador o esa mujer luchadora, no permitas que el enemigo se siga riendo de tu actual estado, no le des gusto, párate cuantas veces tropieces y vuelve a la lucha, a esa que ganaras con la ayuda de Dios.
Cada caída, cada tropiezo, seguramente te servirá para darte cuenta lo vulnerable que eres y para estar atento la próxima vez que seas atacado en ese mismo campo o con esa misma arma.
No hay una arma secreta para que dejes de sentir que ya no eres el mismo, solo hay una palabra de Dios que te recuerda que nunca has dejado de ser lo que siempre fuiste desde el día que renunciaste a ti y te decidiste por Dios, TÚ ERES SU HIJO.
“Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.” Salmos 2:7 (RVR 1960)
¡Vamos! ¡Intentémoslo nuevamente!, ¿Quieres dejar de sentir esa fea sensación de derrota?, Entonces ¡Ve por la Victoria y no te rindas hasta lograrla!
Este mensaje es solo para aquellos que saben muy bien quiénes son y qué identidad les fue dada por Dios, por lo tanto todos aquellos que sientan que estas palabras son para ellos, seguramente dejaras de sentirte que no eres el mismo y lucharas por ser quien realmente eres en el Señor, un guerrero de Dios, un hijo de Dios, un amado por Dios.
¡Vamos Dios en ti puede hacer hasta lo que tú crees imposible!
Apocalipsis 21:7(RVR1960):"El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo".
0 Participacion:
Publicar un comentario