UN CONSEJO A LA FAMILIA CON LA HERMANA LILIANA SPETRILLI: ACERQUÉMONOS A NUESTROS SERES QUERIDOS

UN CONSEJO A LA FAMILIA CON LA HERMANA LILIANA SPETRILLI: ACERQUÉMONOS A NUESTROS SERES QUERIDOS




Muchas veces me pregunto por qué cuando va pasando el tiempo y nuestros hijos hacen sus vidas nos vamos desconectando poco a poco  ya no sabemos quiénes son. Sobre todo cuando ya se han casado hace tiempo y sus vidas están completas con las vidas de sus hijos y quizás de algún nieto.

Lo principal, debe ser no ser madres o padres metidos que quieren saber todo y meterse en esas vidas. Eso no debe ocurrir a ninguna edad. La relación humana entre los familiares directos es como esa copa de cristal que en las ceremonias judías las quiebran en señal de que una vez que se  hacen añicos no se pueden volver a pegar.

Hay preguntas que uno puede hacer que si no las hacemos por miedo a ser indiscretos, parecen una total falta de interés.  Así paulatinamente nos vamos alejando de nuestros seres queridos y llegan a ser extraños para nosotros. Hay muchas personas que son espectadores no participantes de la vida de sus familias.

Pasan los años y la abuela o el abuelo se quedan solitos y se quejan de que nadie los llama, pero ¿en qué forma participaron de esas vidas? Es bueno hacerlo con presencia, apoyo moral, regalos que realmente les interesaran, conversaciones íntimas entre abuela y nieta, por ejemplo. Soy abuela de cuatro nietos, la mayor tiene 18 años, estuve muy cerca a ella y trato de no perder esa especie de complicidad entre abuela y nieta.  A esta altura de mi vida recuerdo como si fuera hoy mismo a mi abuela Laura, quien falleció de casi noventa años, de pena porque uno de sus hijos había partido por un tremendo cáncer de pulmón debido a que fumaba a dos manos.

Con ella aprendí a gustar de la ópera porque me tarareaba  algunas áreas muy conocidas,  me consolaba  de una forma muy cómica, que la voy a contar, si tenía alguna penita de amor. Ella me decía en italiano, disculpen si no lo sé escribir bien. “No importa no te hagas mala sangre, morto un papa se ne fa un altro”. Le aconsejaba a mi papá, su hijo, que me comprara esas cosas  especiales que yo quería, iba a todos los eventos donde yo tuviera que actuar. Jamás se olvidó de nada. Yo jamás me olvidaré de ella mientras viva. Más, quiero ser una abuela como ella con mis nietas.  Aquí debemos pedirle al Señor que nos dé la inteligencia para construir una relación que deje rastros profundos de amor y simpatía en todos nuestros seres queridos. Dios los bendiga.

Y AHORA PERMANECEN LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR, ESTOS TRES; PERO EL MAS IMPORTANTE DE ELLOS ES EL AMOR.  
(1 Corintios 13:13)


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