UN CONSEJO PARA LA FAMILIA

UN CONSEJO PARA LA FAMILIA

Así como el principio de la sabiduría es el temor a Jehová, se podría decir que en las parejas ese principio es el compartir los gustos, tener pasión por algún arte o ciencia. He visto en los restaurantes cantidad de parejas que comen uno en frente de otro y no se hablan en toda la cena. Digo yo, ¿Cuándo se conocieron de qué hablaban?

 

Se de señoras que llevan sus hijos a un club y practican algún deporte, aunque sea hacer caminatas o gimnasia, y el esposo jamás las acompañan. Esto puede hacer que alguna  de ellas conozca algún “señor simpático” y esto pueda ser principio de dolores de cabeza para ambos. Una amiga mía que quería compartir con su esposo me contó llorando que quería aprender a jugar ajedrez para hacer algo que a él le gustara. Ella no tenía esa capacidad para ese juego ciencia, y en vez de ayudarla y compartir su esfuerzo le dijo que no quería perder el tiempo con una “semi-tarada” que no entendía nada.

 

Así se destruyen las parejas cuando uno de los dos es intransigente y no quiere hacer nada que a ella le guste. El ser humano necesita estímulo sea hombre, mujer, niño o joven, adulto o anciano. Me he dado cuenta de que las parejas que trabajan juntas en una tienda, en un estudio, tienen mucho que compartir. Personalmente recuerdo obras de ópera y música clásica que siempre compartía con mi esposo y me es grato revivir esos momentos aunque hace bastante tiempo que él partió con el Señor.

 

En cuanto a compartir yo lo acompañaba a hacer algún deporte, cosa que me gustaba más o menos, pero había que compartir. La vida de la pareja es un intercambio. Para los creyentes compartir el servicio al Señor, orar juntos, es lo más hermoso que existe, es hablar el mismo idioma que es el del Espíritu Santo.

¿ANDARÍAN DOS JUNTOS SI NO ESTUVIERAN DE ACUERDO?    ( AMOS 3:3)

PorPastora Liliana Spetrilli


0 Participacion:

Publicar un comentario