Hoy reflexionaba sobre la misericordia de Dios sobre mi vida, esa misericordia que provoca que Dios no me de lo que merezco sino que me perdone cada mañana.
Me doy cuenta cómo muchas veces pierdo de vista el valor que tiene esa misericordia que me tendría que llevar a valorar más y más lo que Dios hace por mi.
Parece ser que a veces estamos tan acostumbrados a esa misericordia que ya ni siquiera la valoramos, sino que la vemos como algo normal, cuando en realidad tiene un enorme valor.
La Biblia dice:
“¡el fiel amor del Señor nunca se acaba!
Sus misericordias jamás terminan.
Grande es su fidelidad;
sus misericordias son nuevas cada mañana.”
Lamentaciones 3:22-23 (Nueva Traducción Viviente)
¿Te das cuenta de lo que esto significa?, ¿Te das cuenta lo bendecidos que somos al contar con su amor, son su fidelidad, pero sobre todo con su misericordia?
¿Cómo estamos valorando lo que Dios es y hace por nosotros?, ¿De que forma estamos demostrando lo agradecidos que estamos con Él?
¿Te das cuenta que a veces en lugar de agradecer cada día a Dios por su misericordia lo que hacemos es reclamar, quejarnos, dudar y hasta enojarnos con Él?
¿Qué puedo reclamar a Dios yo?, ¿Qué valor tienen mis reclamos si Él me ha dado más de lo que me merezco?, ¿Cómo puedo quejarme si Dios ha sido infinitamente fiel?, ¿Cómo voy a dudar de sus planes si ellos siempre son perfectos?, ¿Por qué he de enojarme con el dador de vida?
Este día solo tengo palabras de agradecimiento, no quiero pedir nada, no quiero reclamar nada aun cuando Él me halla prometido algo, porque reclamar para mi es cómo que creer que merezco algo cuando en realidad Dios me ha dado más de lo que realmente merezco.
En lugar de reclamar prefiero esperar porque si Él ha prometido seguro cumplirá, no hay porque presionar a Dios, no hay porque apurarlo, Él actúa en tiempos perfectos sin necesidad de mi presión.
Cada día tendría que ser una oportunidad simplemente para agradecer a Dios por lo que ha hecho, que nuestra vida sea un reflejo de agradecimiento por su misericordia, cada día debemos recordar que si estamos acá es porque Él ha tenido misericordia con nosotros.
Sus promesas se cumplirán, tus necesidades serán cubiertas, su fortaleza vendrá a tiempo, su sabiduría te inundará, pero lo más importante de todo esto no es lo que obtendrás, sino lo que ya has obtenido: Su misericordia renovada diariamente sobre tu vida.
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